Acerca de los diferentes mitos que existen sobre los gatos, ¿estos qué tan ciertos son?

A lo largo de la historia, los gatos han sido objeto de numerosas creencias y supersticiones que, en muchos casos, distorsionan la percepción que se tiene de ellos. Estas ideas erróneas pueden influir en la forma que se interactúa con ellos y, en consecuencia, pueden afectar su bienestar. Es por esto que es importante explorar cuáles de esos mitos terminan siendo reales y cuáles de ellos no.

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La creencia de que los gatos poseen siete vidas es una mezcla de mitología, numerología y observación de las habilidades que poseen los felinos. A lo largo de la historia, esta superstición se mantiene vigente, alimentada por su agilidad y capacidad de supervivencia. Sin embargo, se sabe que como todo ser vivo, estos seres solo tienen una vida.

En relación con lo anterior, se piensa que los gatos siempre caen de pie por su capacidad de girar en el aire y aterrizar sobre sus patas gracias netamente a su reflejo de enderezamiento, aun así esto no garantiza que siempre caigan de pie o que no sufran lesiones por algún accidente. Las caídas pueden llegar a provocar heridas graves o incluso ser fatales, por lo cual es esencial tomar medidas de seguridad en el hogar, asegurando ventanas y balcones, para proteger a su felino de posibles accidentes.

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Otras de las supersticiones más grandes que hay es que los gatos negros traen mala suerte, permitiendo que estos felinos sean injustamente estigmatizados, maltratados y, en algunos casos, menos adoptados en comparación con gatos de otro color. No obstante, no existe evidencia que respalde esta creencia. De hecho, en muchas culturas, estos animales son considerados símbolos de buena fortuna y prosperidad. Es importante entender que el color de un pelaje no influye ni en su personalidad ni en los acontecimientos que nos suceden en nuestra cotidianidad.

Adicionalmente, se tiene la convicción de que los gatos pueden llegar a ser traicioneros por ser independientes, pero esto no significa que sean desleales o que no formen vínculos afectivos con sus dueños. Los felinos pueden llegar a establecer relaciones profundas y significativas con los humanos, demostrando afecto y lealtad de maneras sutiles pero genuinas. Es necesario comprender y respetar la naturaleza de los gatos para de esta manera no fomentar creencias infundadas.

Asimismo, una de las creencias más populares es que los gatos y los perros son enemigos naturales, no obstante esto no siempre se cumple. Con una introducción adecuada y tiempo para adaptarse, muchos gatos y perros pueden convivir pacíficamente e incluso desarrollar lazos de amistad.

Con la llegada de un bebé a casa, muchas personas piensan que los gatos representan una amenaza para ellos, ya sea por celos o riesgo de asfixia, lo que desencadena múltiples abandonos de felinos. Aunque no hay evidencia que sustente esta afirmación, pues se ha demostrado que en muchas ocasiones los gatos y los bebés pueden convivir de manera segura y desarrollar una relación positiva. Es clave enseñarles tanto a los gatos como a los niños a interactuar con el otro de manera respetuosa para evitar accidentes futuros.

Finalmente, una de las más recurrentes es que los gatos pueden transmitir toxoplasmosis, que es una enfermedad parasitaria que puede transmitirse a los humanos, pero realmente la probabilidad de que un gato doméstico la contraiga es baja. Tenga en cuenta que los gatos pueden infectarse de esta enfermedad cuando cazan y sus presas son portadoras del virus. Así que, en realidad, otros factores como la orina de roedores y fluidos de otros animales representan un riesgo más alto de contagio que el felino que usted tiene en su hogar.