Virus del Valle del Seneca, enfermedad vírica que causa ampollas y úlceras en cerdos

Pese a los asiduos avances en términos tecnológicos para la protección e inhibición de afecciones que alteran la calidad de vida de los animales, algunas tienen presencia en las granjas y centros de operación. Una de ellas es el virus del Valle del Seneca, enfermedad emergente con alto impacto en producción porcina.

El virus del Valle del Seneca es un agente patógeno de la familia Picornaviridae, del género Senecavirus, que causa enfermedad vesicular en los cerdos. Según Mario Eduardo Peña González, médico veterinario, director del Área de Sanidad y Erradicación de Peste Porcina Clásica, PPC, de PorkColombia e integrante del grupo de expertos en PPC de la Organización Mundial de Sanidad Animal, es un virus que fue encontrado circunstancialmente.

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“Se descubrió accidentalmente por primera vez en 2002 en el estado de Maryland, Estados Unidos, como un virus contaminante de cultivos celulares, y durante 2014 y 2015 se asoció a brotes de enfermedad vesicular en cerdas reproductoras en Brasil y Estados Unidos”, resaltó González.

Aunque no es una afección zoonótica, es decir, no afecta la salud de los humanos, las lesiones producidas en los porcinos hacen que los niveles asociados a la productividad de las granjas bajen sustancialmente.

El principal indicador de presencia de virus en los organismos de los cerdos es la aparición de ampollas o vesículas que se forman en el hocico, cavidad bucal, lengua, rodete coronario de los cascos y el espacio interdigital. Estas se llenan de líquido y se rompen, ocasionando la formación de úlceras, que producen salivación y cojeras en los animales.

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El dolor producido por la formación de estas úlceras ocasiona que los animales no se muevan y disminuyan el consumo de alimento. Según el experto, esto se traduce en retrasos en la ganancia diaria de peso y en la salida de los animales a sacrificio, “las plantas de beneficio no reciben animales que tengan lesiones presentes y el productor debe retener los animales hasta que se recuperen, lo que implica un aumento en los costos de alimentación”.

“Las lesiones vesiculares producidas por el Senecavirus son idénticas a las presentadas por el virus de la fiebre aftosa, una afección que restringe el comercio internacional y cuya erradicación es prioritaria para los países”, precisó González.

Por ello, es clave establecer medidas de cuarentena temporales en las granjas donde las lesiones sean detectadas, hasta definir la calidad de la enfermedad a través de técnicas diagnósticas de laboratorio.

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Al no existir un tratamiento o vacuna específica para inhibir sus efectos en los cerdos, los expertos recomiendan reforzar las medidas de bioseguridad y garantizar un adecuado lavado y desinfección de los camiones antes de ingresar a las granjas, con el motivo de prever un contagio masivo.

“Es importante recalcar que, si se observan signos clínicos vesiculares (presencia de vesículas, salivación y/o cojeras) en los animales, se realice la notificación oportuna ante el ICA o Porkcolombia, con el fin de que se pueda llegar de manera rápida a un diagnóstico definitivo y prevenir la difusión de la enfermedad a otras granjas”, recalcó González.

El último foco presentado fue en marzo de 2023, en el departamento del Valle del Cauca. Además, entre 2021 y 2022 se encontraron ocho focos entre Antioquia, Meta y Nariño. De acuerdo con PorkColombia, en la actualidad no se presentan brotes del virus.

Pese a ello, es clave no bajar la guardia ante la notoriedad de cualquier síntoma relacionado. “Mientras el ICA obtiene el resultado de las pruebas diagnósticas que, por lo general, dura cerca de ocho horas, se establece una medida de cuarentena oficial en la Planta de Beneficio, la cual será levantada una vez se confirme el diagnóstico de la enfermedad vesicular y siempre que el mismo sea diferente a fiebre aftosa”, concluyó.