Agricultura

Conozca más sobre la planta camaleónica que activa distintos genes según el calor

Este nuevo hallazgo demuestra cómo el cambio de temperatura puede contribuir a activar diferentes genes en una planta silvestre, que transforma sus flores dependiendo de la estación del año
Juliana Ramos Mosquera
14 de abril de 2025
Flickr

Un grupo de científicos demostró que una planta silvestre puede ser capaz de producir flores completamente distintas dependiendo de la época del año. Se trata de la Moricandia arvensis, una especie que se encuentra ubicada en el entorno mediterráneo que dejó impactada a la comunidad científica por su capacidad de transformar la forma, el tamaño y el color de sus flores en función de las condiciones ambientales a las que se vea enfrentada, especialmente cuando se habla de calor.

El estudio fue publicado hace algún tiempo en la revista Nature Communications; además, fue llevado a cabo por un equipo internacional liderado por investigadores de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, la Universidad de Granada y centros como la Estación Experimental de Zonas Áridas (Csic), entre otros. El descubrimiento ayudó a destacar un fenómeno interesante, que recibe el nombre de plasticidad fenotípica extrema en esta planta, lo que quiere decir que esta misma tiene una habilidad para poder cambiar de forma externa sin la necesidad de mutaciones genéticas, pues únicamente varía en respuesta a su entorno.

Durante la primavera, la Moricandia arvensis desarrolla flores grandes, de color violeta y con una forma distinta muy llamativa, las cuales son ideales para poder atraer polinizadores específicos, como las abejas de lengua larga. Además, estas flores tienen la capacidad de reflejar la luz ultravioleta, una característica que muchas especies de insectos pueden detectar. Por esta razón se facilita la polinización por parte de agentes especializados.

No obstante, cuando llega el verano, donde hay temperaturas elevadas y condiciones más extremas, esta misma planta comienza a producir flores más pequeñas, blancas y con forma redonda, que ya no producen ni reflejan luz UV. Este nuevo diseño floral atrae a otro tipo de polinizadores más generales y más resistentes a las altas temperaturas, como las abejas comunes o las moscas.

De hecho, este cambio no es superficial, debido a que los investigadores descubrieron que la transformación floral está impulsada por la activación y desactivación de cerca de 625 genes, cuya expresión se ve alterada por el aumento de las temperaturas o por las condiciones propias que se producen en el verano. Esto significa que el calor, además de afectar el aspecto exterior de la planta, también penetra hasta su núcleo molecular, que modifica el comportamiento del genoma sin alterar la estructura genética básica.

Por ello, la Moricandia arvensis demuestra que es posible que una sola especie pueda desarrollar algunas estrategias florales alternativas para poder sobrevivir en un entorno que está en constante cambio. Asimismo, esta planta se convierte en un modelo ideal para poder estudiar cómo la biodiversidad puede responder al cambio climático.

En palabras del equipo investigador, este descubrimiento ayuda a entender una forma de evolución que no está basada precisamente en mutaciones permanentes, sino en la flexibilidad del organismo para activar diferentes rutas genéticas según el entorno. De igual manera, bajo el contexto de que el mundo cada año se calienta mucho más, esta capacidad de adaptación podría representar una gran característica y ventaja en la evolución.

Finalmente, este hallazgo podría contribuir a diferentes aplicaciones en la agricultura, horticultura e incluso para la preservación de especies, pues se abre la puerta al estudio de cultivos que son capaces de ajustarse de buena manera a los cambios de clima, un reto que es cada vez más urgente.

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