Brasil presentará en la COP30 financiación forestal como solución rápida al cambio climático

Brasil presionará para obtener más fondos para revertir la deforestación cuando sea anfitrión de las conversaciones sobre el clima de las Naciones Unidas a finales de este año, argumentando que los sumideros naturales de carbono pueden proporcionar un amortiguador contra la lenta lucha para frenar el calentamiento global.

“Los bosques pueden darnos tiempo para actuar frente al cambio climático en esta ventana de oportunidad que se está cerrando rápidamente”, escribió Andre Correa do Lago , presidente designado de la cumbre, conocida como COP30 , en una carta abierta publicada el lunes. “Aprovechar un potencial tan extraordinario requiere un mayor apoyo e inversión a nivel mundial”.

Los negociadores se reúnen en la ciudad amazónica de Belém en noviembre, diez años después del histórico Acuerdo de París, en el que los países acordaron por primera vez limitar el calentamiento global. El futuro de la diplomacia climática internacional se ha puesto en duda por la decisión del presidente Donald Trump de abandonar el pacto por segunda vez.

Al delinear sus planes para su presidencia de la COP30, Brasil se propone no sólo contrarrestar la deforestación, sino también aumentar el financiamiento climático y elevar las voces indígenas en un intento de demostrar que el multilateralismo aún puede funcionar en medio de la retirada de Estados Unidos.

Do Lago reconoció la “tristeza e indignación” que sienten quienes temen un retroceso en la acción climática y pidió a los líderes mundiales que cumplan con sus compromisos de mantener el aumento de las temperaturas globales idealmente en 1,5 °C (y muy por debajo de los 2 °C) por encima de los niveles preindustriales. Se espera que los países presenten sus planes actualizados sobre cómo alcanzar esa meta antes de la cumbre, después de que la mayoría de las naciones no cumplieran con el plazo de febrero establecido en el acuerdo de París.

El calentamiento de la Tierra ya superó los 1,5 °C anual por primera vez el año pasado, y las temperaturas seguirán aumentando a menos que se tomen medidas drásticas para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los bosques, que absorben miles de millones de toneladas de dióxido de carbono cada año, se consideran esenciales en el esfuerzo por combatir el cambio climático.

La COP30 “se llevará a cabo en el epicentro de la crisis climática y será la primera que se realizará en la Amazonia”, afirmó do Lago, señalando que el ecosistema vital ahora corre el riesgo de alcanzar un punto de inflexión irreversible.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, hizo de la lucha contra la destrucción de la Amazonía una prioridad cuando asumió el cargo a principios de 2023. El país redujo la tasa de deforestación en un 50% ese año y logró nuevos avances en 2024, dijo el año pasado Marina Silva, ministra de Medio Ambiente del país , citando datos del gobierno.

Aun así, la deforestación ha ido aumentando a nivel mundial a medida que se talan árboles para la agricultura y la minería o se queman mediante incendios forestales cada vez más intensos.

“Para afrontar la realidad y contrarrestar el pesimismo, el cinismo y la negación, la COP30 debe ser un momento de esperanza y posibilidades a través de la acción, nunca de parálisis y fragmentación”, afirmó do Lago.

El año pasado, los negociadores sobre el clima acordaron que los países desarrollados proporcionarían a las naciones en desarrollo US$300.000 millones anuales hasta 2035 para ayudarlas a hacer la transición y adaptarse al cambio climático. Sin embargo, la credibilidad de esa promesa ya está siendo cuestionada con la salida de Trump del Acuerdo de París y el recorte de la ayuda internacional . En Europa, los países están optando por aumentar masivamente el gasto para reforzar la defensa, a expensas de los programas internacionales de desarrollo.

Uno de los principales desafíos será demostrar que todavía hay dinero disponible para los planes climáticos de los países en desarrollo. Junto con Azerbaiyán, país anfitrión de la COP29, Brasil elaborará un informe que describa cómo hacer realidad otro compromiso asumido el año pasado de movilizar 1,3 billones de dólares en financiación climática de fuentes privadas para los países pobres, según la carta.