Tecnología

La crisis invisible que hay detrás del uso indiscriminado del agua por parte de la IA

Aunque la inteligencia artificial en la actualidad es un gran apoyo para diferentes industrias, economías y la vida cotidiana en general, su impacto ambiental es preocupante gracias a el uso excesivo del agua
Juliana Ramos Mosquera
27 de marzo de 2025
Bloomberg

El crecimiento de la inteligencia artificial (IA) revolucionó industrias, economías y la vida cotidiana en general, pero su impacto ambiental sigue siendo un tema poco debatido. Más allá de su alto consumo energético, el desarrollo y el uso de estos modelos necesitan grandes cantidades de agua, principalmente para la refrigeración de los centros de datos que los sostienen. A medida que la IA se expande, también lo hace su huella hídrica, lo que plantea interrogantes sobre su sostenibilidad y más cuando hay una creciente escasez de agua.

El entrenamiento de modelos avanzados como GPT-3 y GPT-4 no solo implica el uso de potentes unidades de procesamiento, pues también la disipación del calor que estas mismas generan requieren de agua para su refrigeración. Luis Alejandro Castañeda, líder del Programa Profesional en Ingeniería de Software de Uninpahu, afirma que tras un estudio de la Universidad de California en Riverside el solo entrenar a GPT-3 en Estados Unidos puede requerir hasta 700,000 litros de agua.

Además, el consumo de agua de la IA no se limita al entrenamiento de modelos; las operaciones diarias y las consultas también contribuyen al uso de este recurso. Por ejemplo, se estimó que una sesión promedio en ChatGPT, que comprende entre 10 y 50 consultas, puede consumir hasta medio litro de agua”, afirmó Castañeda.

Aunque la IA aún no se acerca al nivel de consumo de sectores como por ejemplo la agricultura, que representa 70% del uso global del agua, o la generación eléctrica, que en Estados Unidos consume más de 140,000 millones de litros diarios, su crecimiento acelerado la convierte en un nuevo foco de preocupación. De hecho, en 2021, los centros de datos en Norteamérica ya habían alcanzado un consumo de 1, 600 millones de litros de agua, cifra que irá en aumento cuando más empresas empiecen a utilizar sistemas de IA a gran escala.

El impacto hídrico de la IA no es uniforme y varía según distintos factores, como por ejemplo, muchos centros de datos utilizan refrigeración evaporativa, que si bien es energéticamente eficiente, requiere grandes volúmenes de agua. Por otro lado, en las regiones áridas, como Arizona o Medio Oriente, depende aún más del agua para mantener temperaturas óptimas en estas tecnologías. En igual medida, si la electricidad proviene de plantas termoeléctricas, el consumo de agua indirecto aumenta y, por último, mientras que los modelos se vuelven más complejos, demandan mayor poder computacional y, por ende, más refrigeración.

Ante la creciente presión sobre los recursos hídricos, las empresas tecnológicas enfrentan el reto de poder adoptar prácticas más sostenibles.Algunas alternativas incluyen el uso de sistemas de enfriamientos por aire, la reutilización de aguas residuales y la construcción de centros de datos en regiones con abundante agua.

Mientras que a nivel gubernamental es clave la implementación de regulaciones que limiten el consumo indiscriminado de agua por parte de la industria tecnológica. En países como Colombia, donde la crisis hídrica es una preocupación constante, estas medidas podrían marcar la diferencia frente a la preservación del recurso.

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