Las razas de ganado criollas y colombianas que tienen alta adaptabilidad al cambio climático

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El cambio climático es un factor alarmante que avanza poco a poco dejando consecuencias irreversibles en el medio ambiente y la fauna silvestre, que ya toca las entrañas del sector agro. La ganadería no es la excepción, pues la productividad se ve afectada cuando hay exceso de lluvias o durante épocas de sequías, razón por la cual los productores buscan nuevas formas de enfrentar estas condiciones.

Para los ganaderos hay dos formas de hacer frente a este factor; la primera, reducirlo y mitigarlo a través de estrategias como los sistemas silvopastoriles, para caminar hacia una ganadería sostenible; la segunda mediante prácticas que nos permitan adaptar la producción a estas nuevas concisiones, mediante la selección de razas y cruces que presenten más resistencia a este cambio.

Según Ricardo Arenas, encargado de cadenas, asistencia técnica y extensión en la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegan), existen ocho razas criollas y dos colombianas que tienen cualidades de adaptabilidad y pueden sobrevivir al cambio climático.

“Los animales para producir y reproducirse deben estar adaptados, esto es fundamental, tenemos que buscar que las características genotípicas, que son las genéticas y las fenotípicas, relacionadas con la manifestación externa de ese genotipo y las características físicas del bovino, como el color de la piel y el largo del pelo, sean afines a este objetivo”, explicó Arenas.

Colombia está ubicada en el trópico con una gran variedad de ecosistemas por sus altitudes y otras condiciones, por lo que las razas que se adaptan en estas zonas y resisten al calentamiento global pueden ser las razas criollas dentro de las que encontramos a la criolla casanareña, san martinero, blanco orejinegro, el chino santandereano, costeño con cuernos, el criollo caqueteño, hartón del valle y el romosinuano.

“Las razas criollas en general son de tamaño medio, no tan grandes como otras razas europeas, pero tienen muy buena adaptabilidad al trópico y al calor, se reproducen muy bien y no exigen pastos muy finos, comen cosas mucho más rústicas”, explicó el experto.

El San martinero, que se desarrolló en las llanuras de San Martín (Meta), también tiene una excelente adaptabilidad como el blanco orejinegro, oriundo de todo el Eje Cafetero y Antioquia, y que se adapta al trópico sin perder producción de leche.

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“También tenemos el chino santandereano que, como su nombre lo dice, se desarrolló naturalmente en todas las sábanas y en las montañas de Santander. También está el costeño con cuernos y el criollo caqueteño que se desarrolló en las praderas de la Amazonía. Otras razas conocidas son el hartón del valle y el romosinuano de excelente producción y calidad de carne. Al ser animales que se desarrollaron autóctonamente desde su arraigo, poseen una adaptabilidad mucho más alta que otras razas”.

Hay dos linajes colombianos que son originados a partir de las criollas, con cruces con ganado europe0. El primer caso es la raza Velasquez que es un cruce que parte de la raza Romosinuano en cruce con Cebu y Red Pol. Este cruce buscó una mejor adaptación a condiciones de temperatura, humedad y disponibilidad de oxígeno y de calidad de los forrajes” Está raza se desarrolló en la hacienda Africa, en la dorada Caldas y es fundamentalmente una raza de carne.

El segundo es la raza Lucerna, que se desarrolló en la hacienda lucerna en el valle del Cauca y esta enfocada a la producción de leche.

“Estas razas criollas y colombianas son excelentes opciones para prepararse como ganaderos para el cambio climático, pues no solo buscamos “sobrevivir” sino una respuesta positiva productiva y reproductiva ante este cambio y estas razas y sus cruces nos permiten este resultado” concluyó