Investigación de la Universidad Nacional aumentó productividad del ganado ovino

En las últimas horas, la Agencia de Noticias de la Universidad Nacional dio a conocer los resultados de una investigación muy importante, desde la Unal, relacionada en el sector de la ovinocultura. En ella se evidenció que la gestión del conocimiento incrementó la productividad del ganado ovino.

En 2004, la llegada al país de ovejas de alta calidad genética -pesaban hasta 140 kilos frente a los 25 kilos promedio de las criollas-, representó un desafío para los productores nacionales, quienes no contaban con los conocimientos ni las herramientas necesarias para manejar una ovinocultura de alto nivel.

Dicha situación creó la necesidad de implementar estrategias tecnológicas que los ayudara a actualizarse rápidamente, lo cual se ha conseguido con un enfoque basado en la combinación de saberes tradicionales y científicos.

"El país pasó de tener ovejas de traspatio, manejadas con pasto amarrado y sin ningún tipo de tecnología, a necesitar sistemas avanzados de producción. Desde entonces se han importado unos 12.000 animales provenientes de países como México”, explicó el médico veterinario Óscar Ospina, doctor Ciencias de Producción Animal de la Universidad Nacional de Colombia.

Inicialmente, el enfoque estuvo en desarrollar un sistema de gestión tecnológica para la cadena ovinocaprina, integrando componentes como alimentación balanceada, manejo sanitario y estrategias genéticas.

Sin embargo, pronto identificó que el verdadero reto estaba en la generación y aplicación del conocimiento. “Nos preguntamos: si le damos información a un sistema, ¿la productividad aumenta? ¿cómo podemos demostrar que el conocimiento tiene un impacto directo en la producción?”, agregó Ospina.

En relación con este tema, el médico veterinario exploró conceptos avanzados como la entropía de la información y la epistemología. “Aplicamos teorías de creación de conocimiento y las adaptamos a nuestro contexto latinoamericano, desarrollando un sistema que combina saberes tácitos y explícitos".

Para obtener dicha evidencia realizó un experimento que incluyó a 200 productores del Caribe, Antioquia, los Santanderes, Valle del Cauca, Tolima y Cundinamarca, entre otras regiones, y en el que se combinaron durante tres años los saberes tradicionales y los científicos, y los dividió en tres grupos; un grupo testigo en el que no recibieron ninguna intervención durante cinco años.

Al grupo de asistencia técnica tradicional, el segundo, se les aplicó un modelo unidireccional, en el que los técnicos visitaban las fincas, identificaban problemas y ofrecían recomendaciones; y finalmente hubo un tercer grupo, de gestión del conocimiento, en el que se implementó un modelo participativo, donde los productores identificaban sus problemas y proponían soluciones con apoyo técnico-científico.

Los resultados fueron contundentes: por ejemplo, aprendieron a estacionalizar los partos de las ovejas según las condiciones ambientales, a manejar las rotaciones de praderas y a usar sal mineralizada específica para ovinos. Este enfoque permitió un incremento significativo en la productividad y la sostenibilidad.

Fue así como la investigación reveló la gran diferencia en la efectividad de los enfoques tradicionales frente a la metodología de gestión del conocimiento en la transformación de prácticas productivas, con unos datos sorprendentes: por cada 100 productores, 95 lograron implementar mejoras como el manejo adecuado de pasturas, la optimización del uso de suplementos minerales y el mejoramiento general de las prácticas de manejo, gracias a un sistema que fomenta la interacción, el aprendizaje colectivo y la participación activa.

“Este modelo demuestra que el conocimiento, cuando se gestiona adecuadamente, tiene el mismo impacto que un fertilizante o un mejoramiento genético. Estamos transformando vidas y mercados”, aseguró el experto, haciendo referencia en a que inicialmente se realizó pensando en los ovinos y caprinos pero hoy en día se está implementado más en la ganadería.

Dicho sistema se diseñó dentro del marco del proyecto Sigetec, que es una alianza entre la Universidad Nacional, la Universidad de La Salle, Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia), la Asociación Nacional de Caprino-cultores y Ovino-cultores de Colombia, y Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.