Equinos

“El Hipódromo El Rosal permite que la industria hípica local no muera”

el Hipódromo El Rosal ha sido la única alternativa para cientos de amantes a las carreras de caballos.
Analista LR
LR
09 de julio de 2015

“Lo que ha pasado con la industria hípica de Colombia es que no ha contado con el respaldo decidido de ninguna de las instituciones que necesita, vemos cero compromiso del Gobierno”, aseguró.

Triana Soto es una amante a los caballos que como muchos aficionados quiere que la industria hípica vuelva a tener el protagonismo que tenía cuando existían hipódromos como Los Comuneros en Guarne, Antioquia, o el de Los Andes en Bogotá, pero según él, no han podido hacer que las autoridades gubernamentales entiendan que este sector produce empleo masivo, sano esparcimiento y además paga impuestos. Un solo escenario como estos podría generar 5.000 puestos de trabajo directos y otro tanto similar de indirectos.

Por esta razón, el Hipódromo El Rosal ha sido la única alternativa para cientos de amantes a las carreras de caballos. Todos los sábados se realizan entre 10 y 20 carreras y se pueden hacer apuestas desde $1000 al ganador, Plan C (primero y segundo), Exacta (dos primeros), Tripleta (tres primeros). “En general el boleto de apuestas vale muy poco dinero porque se trata de apuestas de volumen, es muy barato entrar al hipódromo porque buscamos que la gente juegue y eso los incentiva”, agregó.

Sin embargo, en Asocriaderos ven con preocupación varias dificultades que tiene el Hipódromo El Rosal en la actualidad, la primera y según afirma Triana Soto el lugar donde está ubicado (a 18 kilómetros de Bogotá), es un terreno alquilado y no da estabilidad a los aficionados, no hay un plan de premios establecido como se maneja en otros países porque económicamente no es viable para los administradores del escenario. Además, “ningún hipódromo del mundo vive con carreras una vez a la semana”, advirtió.

“Desafortunadamente hasta que no haya un escenario estable para que se realicen las carreras más de una vez por semana en el que se requieran más caballos y que estos animales sean propiedad de independientes no solo de los propietarios, la hípica no se va a convertir en una industria grande. Mientras esto no pase, nuestros mejores jinetes y entrenadores seguirán en Arabia Saudí, Estados Unidos, Chile, Ecuador y Panamá”.

En este sentido, Silvia Kling de Botero, gerente de Asocriaderos llama la atención sobre la necesidad que tiene la industria hípica de que los terrenos para estos escenarios sean propiedad del Gobierno Nacional y no de privados, ya que por lo anterior es que han desaparecido los hipódromos emblema de la hípica colombiana.

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