“De 12,5 millones de jóvenes que hay en el país, alrededor de 25% vive en el campo”

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Para 2024, el consumo per cápita de arroz ha aumentado a 46 kilos. En el caso de Bogotá, la ciudad consume 350.000 toneladas de arroz blanco al año. Juan José Botero, CEO de Agrícola Guacarí, habló sobre los desafíos que enfrenta este sector, así como de los retos en materia de relevo generacional.

¿Agrícola Guacarí tiene alianzas comerciales?

Nos gusta apoyar a los pequeños empresarios para que nos presten servicios y se vuelvan especializados. Nuestro principal cliente es el Grupo Diana, que es nuestro principal comprador de arroz y también tenemos algunos proyectos con Fedearroz.

¿Cuáles son los desafíos que tienen los jóvenes en el campo?

El primero tiene que ver con los que quieren ser emprendedores, el otro se trata con los trabajadores del campo. Hay que buscar la forma para generar mejores condiciones para que la vida en el campo sea digna.

Las empresas también tienen que encontrar la manera de fidelizar y atraer a los jóvenes. De los 12,5 millones de jóvenes que hay en Colombia, 25% vive en el campo y ese porcentaje ha venido bajando. En el campo hay mucha demanda, pero hay un gran reto en generar educación y en mantener el recurso porque se necesita.

¿Cómo se puede iniciar en el negocio del arroz?

En Colombia tenemos productores pequeños principalmente, pero hay agricultores que siembran desde una hectárea hasta 5.000.

¿De qué se trata Agrícola Guacarí?

Nosotros somos una empresa dedicada a la producción de cereales, principalmente de arroz paddy verde. También producimos maíz y soya. Estamos ubicados en Ibagué y llevamos con la empresa ocho años, pero con una experiencia familiar de 50 años.

¿Cómo funcionan las ayudas que le dan a los agricultores?

A los que quieran hacer parte del equipo les podemos ayudar a que compren los equipos que necesiten y se va pagando por medio de los servicios que nos prestan, se cobra un porcentaje y se puede hacer a largo plazo.

¿Qué proyecciones tienen para 2025?

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Va a ser un año muy retador, a pesar de que hubo una disminución en los precios, todavía estamos en números positivos para hacer inversiones sostenibles. Estamos trabajando en un proyecto de trasplante de arroz mecanizado en Tolima con maquinaria de otras partes del mundo y ser más competitivos. En tema de maíz usamos semillas con tecnología y en la soya también hemos obtenido muy buenos resultados en materia de productividad.

¿Cuál es el reto de los arroceros en este momento?

El principal reto es pensar en la competitividad para el año 2030. Ahí deberíamos estar compitiendo con países como Estados Unidos y tener precios competitivos para el mercado internacional. El arroz es una cadena muy organizada y desarrollada pero no es un reto fácil porque tenemos rivales muy fuertes a nivel global.

¿Cuál es la herramienta normativa que puede ayudar al sector?

Hay que innovar para que los jóvenes se involucren en el campo. Creo que la clave para generar la competitividad es la educación, el Gobierno le tiene que apostar a eso. También tiene que haber seguridad jurídica para cuidar los procesos de inversión y producción.

¿Cómo puede el sector privado contribuir a la competitividad?

Nuestro principal aporte tiene que ser la innovación e involucrar a los pequeños actores del sector para que hagan parte del proceso. Creo que la innovación puede venir desde cualquier lado, pero hay que generar ese ambiente y esa motivación. También hay que buscar la manera para conseguir créditos para los pequeños productores y aprender a optimizar el uso de recursos como el agua, hay que buscar la forma para producir más, con menos agua.

¿Cuál es el cultivo más rentable entre los que manejan?

Yo creo que puede ser el arroz. El maíz tuvo un año muy difícil por un tema fitosanitario de plagas y se afectó la producción, sumado a un bajo precio.

¿Cuáles son esas estrategias que implementan con respecto a la innovación?

Una fuente de innovación es el uso de energía solar para la producción. Mover los pozos profundos con energía solar es una de las principales estrategias desde hace varios años. En algunos sectores se tenían pérdidas de hasta 50% del agua en el proceso de conducción. Decidimos hacer un proyecto para entubar esos canales para que no haya pérdida de agua. También está la nivelación de suelos con el uso de tecnología para poder tener menos mano de obra y poder regar una mayor cantidad de territorio. A nivel administrativo buscamos tecnologías de trazabilidad y monitoreo de los cultivos mediante drones que también hacen parte de nuestro modelo de negocio.

¿Qué lo motivó a seguir con el negocio de la agricultura familiar?

Hay que buscar maneras para que la juventud vuelva al campo. Yo no me veía como un agricultor, no era mi principal enfoque. Después tuve una experiencia en Grupo Diana y en 2016 tomé la decisión de volver a la agricultura.

¿Qué tan importante es el relevo generacional?

Es fundamental para la seguridad alimentaria del país. Colombia tiene un potencial agrícola enorme en regiones como los Llanos y el interior del país. Dentro de la sociedad los agricultores somos muy respetados y los jóvenes tienen que ver que aún hay demasiado por hacer y grandes oportunidades.

El perfil

Juan José Botero Bonilla hace parte de la segunda generación de agricultores que decidió quedarse con el modelo de negocio rural de Agrícola Guacarí, una empresa especializada en el cultivo de arroz y maíz situada en Ibagué. Botero Bonilla es economista y administrador de empresas de la Universidad de Los Andes, tiene una especialización en Finanzas Corporativas del Colegio de Estudios Superiores de Administración, Cesa. Trabajó entre el 2013 y 2016 en la arrocera Diana como coordinador y analista de costos, antes de ocupar el cargo de gerente general en Agrícola Guacarí.