Conozca cómo saber si su perro es hiperactivo y cómo debe de actuar en esos casos

Los perros son juguetones, mordelones, inquietos. Cuando son cachorros, brincan y juegan a toda hora. Pero debe haber límites. Deben descansar, tener momentos de reposo, tranquilidad y obediencia.

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La línea entre un perro enérgico o uno con la hiperactividad es difícil de determinar, pero se debe definir porque se trata de una condición perjudicial y muy molesta. Hay dos tipos de hiperactividad canina: la fisiológica y la patológica. Ambas son condiciones anómalas para la mascota y su entorno y las dos, en mayor o menor medida, se pueden tratar y ofrecen buenas expectativas.

La hiperactividad fisiológica es un estado mental aprendido por el perro. Se puede generar por refuerzos de conducta a su alrededor o por un trauma, principalmente en edades tempranas. Es más común en cachorros.

La hiperactividad patológica (o hiperquinesis) es una condición heredada, una alteración de la trayectoria de la dopamina en el cerebro. No tiene cura definitiva, pero con fármacos (recetados por un especialista), se pueden mermar sus síntomas.

Los perros hiperactivos tienen comportamientos extremos que los diferencian de los muy activos o juguetones. Los síntomas principales es que no se quedan quietos ni un minuto, no descansan, no obedecen, no duermen bien y no controlan la fuerza.

“La hiperactividad canina se puede definir como esos perros que tienen mucha energía, que no paran de correr, que no se calman con nada. Está muy dada por la educación y la interacción que los humanos les hemos dado a nuestras mascotas”, explica Andrés Ramírez, especialista en comportamiento de mascotas.

Los perros hiperactivos lloran y/o ladran en exceso, su respiración es jadeante y se mantienen alerta a toda hora. Demuestran falta de concentración, con la dificultad o la ignorancia de las órdenes y son muy destructivos, por ejemplo mordiendo y dañando muebles, objetos o sus mismos juguetes.

Un síntoma muy claro es la incapacidad de descansar en la noche, de dormir varias horas en un descanso reparador necesario. También se pueden orinar sin previo aviso en cualquier lugar, así tengan entrenamiento en ese sentido. Ante los perros hiperactivos la pregunta es ¿qué hacer? Y la respuesta existe, por recomendación de los expertos, pero implica dedicación y disciplina.

La primera estrategia es establecer algunos cambios en el estilo de vida como rutinas periódicas y constantes de paseos en los cuales el perro se distraiga, esté al aire libre y consuma sus energías. Si se pueden realizar largas caminatas por una montaña o a campo abierto los beneficios serán mejores.

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“Los perros necesitan satisfacer cuatro necesidades mentales o comportamentales que son olfatear, lamer, morder y perseguir. Entonces es importante brindar paseos, espacios y juegos que les permitan canalizar la energía que tienen destinada para esas necesidades”, explica Paula Andrea Ortiz Gómez, médica Veterinaria y experta en educación canina.

También son necesarios los juegos a campo abierto, como por ejemplo lanzando un balón, un palo o un juguete que el animal busque, recoja y devuelva. Esos juegos ayudan a estimular sus sentidos y habilidades y evitan que los usen en otras actividades. Una opción más avanzada es el entrenamiento en agility, donde bajo la guía de expertos, los perros aprenden rutinas físicas que los mantienen activos y concentrados.

Si están en una casa pequeña o apartamento, se les puede brindar juegos o juguetes muy resistentes que ellos puedan morder y mover con brusquedad y con los cuales ejerciten su olfato, su mordida, su físico.

Cuando están en momentos de hiperactividad (o necedad) o muy alterados (llorando o ladrando), se aconseja ignorarlos. Al ellos ver que no están logrando la atención, suelen cambiar de actitud. Para casos extremos, el entrenamiento con expertos puede mejorar la concentración y obediencia. Hay incluso terapias de comportamiento que identifican las causas de la hiperactividad y brindan soluciones. También, con ayuda profesional, se puede llegar a la utilización de medicación.

Se deben evitar los refuerzos negativos como pegarle o gritarle. Eso no ayudará al perro a superar su comportamiento y, por el contrario, le generará más estrés. Si los perros viven en una finca o tienen espacios abiertos como mangas y jardines a su disposición, será más fácil que “desfoguen” toda su energía y habrá más oportunidad de jugar con ellos. Cuando lo perros viven en espacios pequeños cerrados, se deberá hacer el esfuerzo de sacarlos a lugares abiertos donde puedan correr y brincar. Hay consejos para calmar al perro dependiendo de la edad.

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Si el perro todavía es un cachorro, habrá que contener su exuberancia y actuar cuando tenga comportamientos exagerados. Un perro cachorro es más fácil de controlar porque aún es posible educarlo para que siga los comportamientos que se le enseñe. Cuando un cachorro está inquieto, es suficiente que al levantarlo y se mime para calmarlo. Al darle confianza instintivamente, él también irá calmándose.

Un perro adulto es algo un poco más complejo. Un perro vivaz e hiperactivo es sin duda divertido en algunos aspectos, pero también es más difícil de manejar. Un perro hiperactivo suele saltar y ser muy jocoso cuando un miembro de la familia vuelve a casa, mientras que estará muy inquieto cuando lo lleves a jugar. Por un lado, enfadarse y gritarle a un perro es contraproducente. Es difícil que el perro se dé cuenta de que ha cometido un error y no entenderá por qué ha sido castigado. Por otro lado, la actitud opuesta también es contraproducente.

Cuando se vuelve a casa, si se mima y acaricia cuando nos responde de manera exagerada, él repetirá el comportamiento para recibir una recompensa. Hay que encontrar el equilibrio adecuado para moderar el comportamiento del perro. Si se vuelve a casa y exagera con las fiestas, se debe esperar a que se calme antes de acariciarlo.

Si se lleva al parque, tienes que evitar los juegos que lo inquietan demasiado, y si es demasiado vivaz, se debe tratar de calmarlo. En dichos casos, siempre es clave recordar que los mejores resultados se obtienen hablando en voz baja y tranquilizadora, aprendiendo a recompensarlo cuando se comporta bien. La alimentación es clave. Muchos alimentos económicos para perros son ricos en azúcares, sal, y subproductos con elementos que pueden afectar.

Estas son las razas que son más inquietas genéticamente

No importa su tamaño o su condición física, según explican los veterinarios. Hay perros hiperactivos pequeños, medianos y grandes. En general son más propensas las razas de perros de trabajo o de pastoreo. Se catalogan las siguientes como los más enérgicos e inquietos: Border Collie, Dálmata, Pastor Australiano, Balga, Alemán, Husky Siberiano, Golden Retriever y hasta los populares Chihuahua.