La enfermedad de la línea blanca que compromete la salud en los cascos del caballo

Las condiciones de humedad y temperatura provocadas por la pared del casco de los caballos, muchas veces inciden de manera latente en la generación de bacterias, lo que desencadena en una afección conocida como la línea blanca o del hormiguillo, que provoca no solo un debilitamiento en la zona comprometida, sino problemas adversos que pueden surgir si no se trata de la manera más idónea.

Esta enfermedad es básicamente una afección que afecta a los cascos de los caballos. Bernardo José Reyes Bossa, médico veterinario zootecnista de la Universidad de Córdoba, magister y especialista en el área de medicina de equinos, precisó la importancia de proceder de manera adecuada en su tratamiento para evitar que desencadene en una recuperación más tardía.

“Es una afección que tiene relación con las bacterias, lo que provoca una infección que se da en la línea blanca, una estructura del casco del caballo por donde va generalmente los clavos”, destacó Bossa.

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Esta infección se da a través de la aparición silenciosa de una línea de color gris-blanco de textura necrótica en el interior de los casos, lo que hace difícil su notoriedad a primera vista. Sin embargo, al ser una de las principales causas de cojeras en los caballos, permite generar una primera alerta frente a la presencia de esta enfermedad.

La enfermedad de la línea blanca se ocasiona, generalmente, por las condiciones ambientales y la deficiente higiene que se tiene en los cascos del equino.

“Se da más que todo por faltas de herraje continuo, por ambientes muy húmedos, animales que están en el potrero con mucha agua o en pesebreras que tienen mal drenaje y que no se tienen los cuidados suficientes de la salud de los cascos”, resaltó Bossa.

Aunque afortunadamente es una enfermedad que no compromete en gran medida la vida del animal, se debe tener un manejo adecuado para evitar que desencadene en problemas adversos que impliquen un tratamiento más difícil para lograr su recuperación.

Según el especialista, su tratamiento es de fácil manejo a través del uso de antibióticos y curaciones locales en el caso. El veterinario determinará la gravedad y el estado del casco y establecerá la necesidad de utilizar vendajes o, si la enfermedad se encuentra muy avanzada, hacer resección.

Su prevención radica en mantener una limpieza óptima de los cascos y la superficie donde se encuentre el equino, así como realizar revisiones y seguimientos constantes en compañía de un especialista para prever su aparición.

“Es una enfermedad que afortunadamente no compromete tanto la vida del animal, pero genera mucho dolor y siempre es necesario que el veterinario y el herrero estén muy pendiente de la salud del casco del caballo, que es como tal vez una de las estructuras más importantes que él tiene”, concluyó Bossa.