Comentarios María Helena Latorre

Una oportunidad que no podemos desaprovechar

15 de marzo de 2023
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Si hablamos de la oportunidad que tiene Colombia para convertirse en despensa mundial de alimentos es preciso reconocer la necesidad de mejorar la productividad de la agricultura en casi todos sus cultivos. Hay entonces que encontrar alternativas que sumen a este propósito.

La polinización dirigida es una de esas alternativas que poco se han desarrollado en Colombia y que cuenta con un inmenso potencial. Pero, ¿en qué consiste esta herramienta? Muy sencillo, es un servicio que le prestan los apicultores a los agricultores para llevar sus colmenas hasta los cultivos para que las abejas se encarguen de polinizarlos.

El resultado, tal y como lo hemos constatado en campo, se traduce en mayores productividades en los cultivos, especialmente frutales, con incrementos que oscilan entre 15 y 60%, así como frutos de mejor tamaño, color y sabor. Un beneficio que sin duda se ve reflejado en los bolsillos de los agricultores, quienes pagan con agrado por el servicio recibido. En el otro extremo, los apicultores descubren una nueva fuente de ingreso, más allá de los productos tradicionales como la miel, el polen y el propóleo, por mencionar los más conocidos.

El primer paso para hacer realidad la polinización dirigida es, justamente, conectar la agricultura y la apicultura, porque, desafortunadamente, se ha intentado ‘divorciar’ estas dos actividades que son complementarias antes que enemigas.

En ese sentido, la cámara procultivos de la Andi realiza desde 2017 jornadas de alianza entre apicultores y agricultores, en la que no solo se reconocen como actores simbióticos, sino que además trabajan en conjunto para proteger la salud de las colmenas, mediante la implementación de buenas prácticas agrícolas y apícolas. A hoy, ya son cerca de 5.000 los productores del campo que se han sumado a estas jornadas, en las que cabe destacar que más de 600 de ellos ya trabajan de manera conjunta en sus fincas la agricultura y la apicultura.

Una clara muestra del valor de unir estas actividades en vez de alejarlas, y de que el potencial está en las personas, claves para el desarrollo agrícola.

Tal vez cueste reconocer esta importante oportunidad para la polinización dirigida como un insumo productivo. De hecho, en Colombia, son los mismos apicultores los que requieren información para aprender a estructurar el servicio, para ofrecerlo y cobrarlo a los agricultores.

En materia de apicultura está todo por hacer y lo importante es empezar. Por esa razón, es vital implementar y reglamentar la Ley de Fomento Apícola, sobre todo en lo que respecta a mejorar la formación de los apicultores colombianos.

Esta Ley lleva más de un año de vigencia y promete varias líneas de acción en favor del sector. Si Europa hace 30 años enfocó su política en desarrollar la apicultura y hoy es un sector representativo en la economía agraria de ese país, Colombia debe velar porque para el año 2030 tenga una apicultura sólida y en expansión.

En conclusión, debemos trabajar en qué tanto los apicultores como agricultores reciban formación y asistencia efectiva para que juntos implementen la polinización dirigida y ganen juntos mientras cuidan la salud de las abejas.

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