El mercado de pinos naturales para navidad, una tradición importada desde Europa

Si hay una época tradicional para casi todos los colombianos es la decembrina, no solo porque se celebran las fiestas de fin de año, sino porque es un tiempo de compartir entre las familias.

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Aunque las celebraciones son diferentes en cada una de las regiones, lo cierto es que es un mix de diferentes tradiciones importadas de varios lugares del mundo, entre las que se incluye el árbol de navidad.

La historia detrás del arbolito de navidad se remonta a territorio germano, en el siglo XIII cuando un misionero cristiano anglosajón llamado Bonifacio taló un roble dedicado a Thor, un dios de la mitología nórdica, en la región de Hesse, y entregó a un abeto como símbolo de vida eterna, añadiéndole manzanas y velas.

Ese hecho hizo que se volviera costumbre talar este tipo de árboles para decorar las casas durante navidad, principalmente en ciudades como Tallin (Estonia) y Riga (Letonia).

Poco a poco la tradición se fue esparciendo hacia otras naciones de la región como Finlandia, y a mediados del siglo XIX llegó a Inglaterra, para llegar al resto de Europa a finales de ese centenario.

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La tradición llegó a América, principalmente a Estados Unidos, y desde entonces se empezaron a mantener en la puerta de los hogares para celebrar la época.

En Colombia es diferente y, en vez de la compra de árboles naturales para decorar la casa, se compran sintéticos o artificiales, que se cambia en promedio cada ocho o diez años.

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Según un sondeo hecho por este medio, esta economía mueve hasta $380.000 millones anualmente y los principales jugadores del mercado se dedican a la venta de miles de unidades cada año.

Los mercados minoristas no se quedan atrás, y en las zonas comerciales de las grandes ciudades se consiguen árboles de diferentes precios. Fexton, por ejemplo, venderá hasta 12.500 árboles para fin de año.

¿Pero hay cabida en el mercado colombiano para los árboles naturales? Diferentes negocios de estos cultivos aparecen en la industria desde hace más de dos décadas, buscando un segmento diferente de clientes que desean adquirir el producto no artificial. Tal es el caso de Pinos Farallones, que tiene presencia en Pichindé, a 45 minutos de Cali, en el Valle del Cauca.

La empresa produce 2.500 árboles por hectárea (ha) y planea pasar de dos ha a cinco ha. “En este momento vamos a sembrar otra hectárea más. La proyección podría ser de unas cinco hectáreas en total. Con eso podemos tener una muy buena producción de pinos y mantener a los clientes que puedan aparecer y los que siempre han estado allí”, dijo Ana María Estrada Botero, ingeniera agrícola y gerente de la compañía.

Estrada explicó que es un cultivo registrado en el Instituto Colombiano Agropecuario y aprobado. “Cada que se corta un pino al lado se siembra otro para renovar, y no se saca con raíz porque eso sí afecta muchísimo el suelo. Ahí sí habría un daño ecológico grande. La gente tiende mucho a la ecología, pero no ven en realidad el daño que pueda causar sacar un árbol con raíz. Tercero, el pino sacado para sembrar normalmente se muere, entonces no hacemos esa práctica”.

Las podas que se hacen en la producción se llevan al compostaje. “Aquí tenemos un proceso muy grande donde hacemos el abono y, muchos de los pinos que se cortan, nos los traen acá al cultivo o los recogemos para hacer ese ciclo. Eso se mete en una picadora y se hace compostaje de nuevo, completando así el ciclo”, explicó.

Los precios de estos árboles varían dependiendo de la altura y la empresa ya tiene estandarizado el valor por cada uno de ellos. Por ejemplo, mientras que un pino natural de 1,50 metros puede costar $190.000, el más alto, que es de 4,30 metros vale $680.000.

Al ser cultivos, el manejo agronómico es clave para mantener la productividad del predio, para tener árboles en la temporada decembrina en un periodo entre 3 años y medio y cuatro años. La poda es básica para mantener la estética del producto y de esa manera ganar más clientes en el mercado.

Los árboles sintéticos se cambian cada ocho años

Gracias a que es un producto sintético, los árboles de navidad en promedio duran entre ocho o 10 años, mientras que en el negocio de árboles naturales tiene una vida útil de temporada. Es clave que no se corte el árbol de raíz, para que esté disponible durante toda el periodo que comprende octubre y diciembre. El manejo agronómico permite también generar economía circular a través del compostaje.

“Vendemos alrededor de 800 pinos para navidad el fin de año”

Cada año, la época decembrina dinamiza el consumo en todo tipo de artículos, pero uno de los infaltables en el hogar de los colombianos es el árbol de navidad. Aunque es una tradición importada, no suelen comprase pinos naturales para decorar la casa. Sin embargo, desde hace algunas décadas hay empresas dedicadas a la plantación de estas especies, como Pinos Farallones. Ana María Estrada Botero, ingeniera agrónoma y gerente de la compañía, aseguró que venden alrededor de 800 anualmente.

¿Cómo nació la idea y desde hace cuánto operan?

Operamos hace aproximadamente veinticinco años. Mi esposo vivió un tiempo en Estados Unidos y estuvo trabajando en Cartón de Colombia en la parte de viveros, y se le ocurrió la idea de porqué no montar un negocio para venta de pinos de navidad aquí en Colombia, lo cual no existía.

¿Qué especie de pino cultivan en la finca?

El pino que utilizamos es el ciprés aromático. Después de ensayar varias especies, fue el que mejor se adaptó y, para tener un pino adulto listo para la época, se demora entre tres años y medio a cuatro.

¿Cuántas hectáreas tienen?

El cultivo lo tenemos en dos hectáreas y utilizamos el mismo siempre ciprés aromático en todo. No tenemos otras especies de pinos. Se producen alrededor de 2.500 árboles por hectárea.

¿Dónde están sus principales clientes?

Este cultivo lleva muchos años, antes entre personas conocidas. Luego empezó a expandirse un poco entre gente por referidos. En este momento nuestro principal cliente es Cali y tenemos despachos a Medellín y a Bogotá.

¿Tienen producción durante todo el año?

Es un cultivo que visitan entre octubre a diciembre. En octubre escogen sus pinos y, a finales de noviembre, empezamos a despachar pinos, y, hasta el 15 de diciembre, recogen sus pinos.

Más o menos unas 1.000 personas vienen al cultivo, pero en realidad se venden unos 600 árboles aquí, más lo que se despacha a las otras ciudades son, en promedio, 800 pinos cada año.

¿Cómo es el sistema de producción de estos pinos?

Este cultivo tiene trabajo todo el año, para sacar un árbol se demora entre tres y cuatro años. Toca estar muy pendiente en el cultivo de podas, de formación, de abonar, de regar cuando se necesita, y es bastante dispendioso, son muchos árboles, y toca hacer esta labor, al igual que con el vivero, para tener producción permanente que también exige bastante.

El trabajo se multiplica de octubre a diciembre, porque es la época en que vendemos y, es lo que permite que en todo el año se puedan hacer el resto de actividades y tener el personal.