Agro

Los productores de ajo locales buscan frenar las importaciones de este producto

Solo en 2017, las compras que se hicieron al resto del mundo de este producto sumaron US$2,2 millones.
Analista LR
Juan Pablo Vega B.
13 de junio de 2018

El ajo es un producto fundamental en la mesa de los colombianos y que siempre ha estado presente en nuestras dietas, por sus múltiples beneficios para la salud. Como consecuencia de esta demanda, el mercado de este producto ha crecido, mejorando su producción y también sus importaciones.

Hoy en día, los cultivos de ajo se mantienen cercanos a 364 hectáreas, muy próximo a la producción de hace una década, sin mayores crecimientos, como consecuencia de la importación masiva de este producto, principalmente de países asiáticos.

Solo en 2017, las compras que se hicieron al resto del mundo de este producto sumaron US$2,2 millones, de los cuales US$1,8 millones correspondieron a importaciones de ajo chino (de acuerdo con las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística), razón por la cual los productores locales han tenido que hacer varios ajustes, como mejora en la producción y la innovación, para poder competir y mantener la producción.

Esta fue la solución de la empresa Ajos de la Sabana, que produce y comercializa en el mercado mayorista de Corabastos. Luis Arias, gerente de cultivo de la empresa, explicó que “acá abrieron demasiado las importaciones al ajo chino, hemos luchado bastante porque para el ajo no hay muchos subsidios”.

Una de las formas de “lucha” ha sido comenzar a empacar y darle valor agregado, así como venderlo pelado y seleccionado, como parte de la estrategia de mantener las ventas, que hoy apenas tienen, según cálculos de algunos comerciantes, cerca de 60% del total, pues el otro 40% es de origen asiático. “Es muy difícil competir con el ajo chino, pero nos hemos sostenido”, destacó Arias.

La otra forma de mantener estable la venta de este producto es la optimización de costos en los cultivos, dada la reducción en la producción. Aunque en los últimos años la mayor producción se dio en 2014, ha tenido reducciones, hasta llegar a las 5.195 toneladas, es decir, una contracción de 40%, según el Ministerio de Agricultura. El aprendizaje de los agricultores es optimizar la mayor cantidad de recursos, como en la fumigación y el uso de riegos.

Aunque la producción de una tonelada puede costar el doble que la importación de una china, “el ajo nacional es de mucha mejor calidad, porque el chino tiene procesos, dicen, que son esterilizados con mínimas dosis de radiación”, dio a conocer Arias, aunque reconoció que “nadie ha mirado si es verdad”.

Lo cierto es que, por esas importaciones, los cultivadores han tenido que enfrentarse, no solo a una caída en la producción sino también a una reducción promedio de la productividad por cada hectárea, que en 2014 fue de 18,2 toneladas por hectárea y para 2017 se redujo a 14,1 toneladas por hectárea.

A pesar del momento de ajuste que vive el sector de la producción de ajo, los comerciantes, como es el caso del comercializador Mario Barajas, sostienen que “el consumo se sigue inclinando hacia los productos nacionales, por su sabor, su consistencia y por apoyo al producto local”.

Algunas entidades, como Agrosavia, se encargan de la investigación y desarrollo del producto, ya que hay un déficit de semillas, como consecuencia de las importaciones desde países como Perú, que se hacen de forma ilegal, lo que lleva a deterioro del producto por resiembra.

Andrea Villareal, investigadora de Agrosavia, afirmó que “no hay suficiente disponibilidad de semilla de ajo. Dependemos de la semilla importada y de algunos productores que resiembran para producir más semilla”, por lo que se viene adelantando la caracterización de los materiales de cultivo.

“Se abrieron mucho las importaciones al ajo chino”

Luis Arias, gerente de cultivos de Ajos de la Sabana, explicó cómo está el sector actualmente y las oportunidades de crecimiento.

¿Qué tan fácil es cultivar ajo?

El ajo se cultiva desde los 2.200 a los 2.500 metros de altura. A nivel del mar se siembra pero en países donde hay estaciones. De acá sacamos nuestra semilla. Hay dos variedades, la criolla, que tiene diente pequeño y laque se siembra en la sabana, que es un diente más grueso y el que más se comercializa.

¿Cuánto vale un cultivo?

En una hectárea se pueden ir 12 bultos de cinco arrobas de semilla, más lo que vale la siembra, el abono, esos son datos que varían.

¿Cómo afectan las importaciones?

Acá abrieron demasiado las importaciones al ajo chino, hemos luchado bastante porque para el ajo no hay muchos subsidios. Nos ha tocado muy duro, con nuevas presentaciones, con precios. Es muy difícil competir con el ajo chino, pero nos hemos sostenido.

¿Cómo hacer visible el sector?

Hemos tenido apoyo de Finagro, ya tenemos un tractor que ha servido, pero si hubiera algo más que sirviera para mejorar el gremio de los productores del agro, sería mucho mejor. Estamos en capacidad de crecer.

¿Cuál es la diferencia con el ajo chino?

Casi el doble, pero el ajo nacional es de mucho mejor calidad, porque el chino tiene procesos, dicen, que son esterilizados con mínimas dosis de radiación, pero nadie ha mirado si es verdad. El ajo chino acá se degenera, hemos tratado de sembrar y no funciona.

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