Gracias al tráfico ilegal de fauna, hoy 39 especies en Colombia están amenazadas

Un estudio de la Universidad Nacional demostró que en la actualidad Colombia enfrenta una crisis ambiental importante, ya que alrededor de 1.700 especies entre flora y fauna se encuentran en peligro, y más de 25 de los 81 ecosistemas del país están amenazados. Entre las principales causas de esta situación se destaca el comercio ilegal de animales, la deforestación y la degradación de los ecosistemas.

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Tres especies originarias de Colombia se desaparecieron por completo. Una de ellas fue el pez graso, que tenía forma cilíndrica, seis anillos circundantes en su cuerpo y un abundante tejido graso bajo su piel. Asimismo, se encuentra el pato zambullidor andino, que hasta hace cerca de medio siglo habitaba en los humedales de la Sabana de Bogotá y del altiplano cundiboyacense. Su papel era crucial para mantener el control de las poblaciones de artrópodos e insectos acuáticos.

Igualmente, la tercera especie extinta fue la foca monje o foca fraile del Caribe, que era la única especie que habitaba en aguas tropicales y fue vista por última vez en 1952. Miguel Gonzalo Andrade Correa, director del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia (Unal), bajo esta premisa afirmó que “cuando una especie se extingue no hay forma de recuperarla. Es una pérdida irreparable para la biodiversidad y para la humanidad”.

Al tener en cuenta esto y al observar cómo el humano causa tanto daño, se entiende que el tráfico de fauna silvestre afecta mucho más de lo que parece y por esto hoy hay más de 39 especies en el territorio nacional en peligro. Este comercio ilícito no solo pone en riesgo la biodiversidad, sino que también amenaza el equilibrio de los ecosistemas y la supervivencia de especies endémicas.

A lo anterior se suma la contaminación, el cambio climático y la débil capacidad institucional para reducir el impacto que tienen los cultivos ilícitos y el conflicto armado, que también influyen en que la fauna y la flora nacional esté en jaque. “La contaminación de la minería legal o ilegal al usar grandes concentraciones de metales pesados como el mercurio están intoxicando ríos, quebradas, humedales y otras fuentes hídricas, y, por tanto, a las especies y los ecosistemas. El mismo conflicto armado ha impedido por muchos años que se puedan seguir estudiando las especies”, añadió el académico.

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Desde 2002, Colombia cuenta con los “Libros Rojos”, herramientas fundamentales para evaluar el estado de su biodiversidad y establecer estrategias de conservación, los cuales fueron elaborados por más de 500 investigadores en colaboración con instituciones, como el Instituto Humboldt, el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi), el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar), el ICN de la UNAL y el Ministerio de Ambiente. Después de este año, se propuso incluir este texto para combatir la extinción de especies, sin embargo, aún se espera que mejore esta situación.

No obstante, en respuesta a esta problemática, durante la COP16 se aprobó un fondo global destinado a financiar aquellas estrategias dirigidas a la conservación y mitigación del cambio climático. Estas iniciativas buscan proteger la gran biodiversidad que tiene Colombia y garantizar la preservación de sus ecosistemas para las futuras generaciones.

Por otro lado, el Gobierno Nacional está implementando programas como la reducción de la deforestación, que impacta de forma directa en la conservación de especies. Según algunos datos recientes, 25% de los ecosistemas terrestres presentes en el país cuentan con altos niveles de riesgo, por lo que la situación actual exige medidas contundentes y una mayor conciencia sobre la importancia que tiene conservar la biodiversidad.