Los agricultores del Casanare realizan talleres para aprender a criar abejas sin aguijón

Los agricultores del Casanare están realizando, con muy buenos resultados, talleres para aprender a criar abejas sin aguijón. Esta iniciativa fue liderada por la Universidad Nacional de Colombia (Unal), además se recibió el financiamiento del Sistema General de Regalías, apoyado por la Gobernación de Casanare y en alianza con el Sena y Agrosavia.

Un total de 100 agricultores de diferentes sectores de producción como mora, aguacate, café y miel de algunos municipios de Casanare, se capacitaron a través de talleres como la apicultura básica, la cría de reinas y meliponicultura que es la crianza de abejas sin aguijón.

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Gracias a la diversidad geográfica que tiene Casanare se ha podido contemplar que es el escenario perfecto para la consolidación de prácticas apícolas que sean sostenibles para los agricultores de la zona. Por esto, el profesor Gonzalo Téllez, de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la UNAL Sede Bogotá, afirma que “el potencial de la región contrasta con los retos de desarrollo, pues es muy rica en biodiversidad”.

La realización de estos talleres no solo ha hecho que muchos habitantes del departamento de Casanare se den cuenta del potencial de la apicultura, sino que también ha brindado herramientas para la organización de estas comunidades. “Había mucho por hacer, y lo importante era entender que las abejas no solo son productoras de miel, sino aliadas fundamentales para los cultivos” expone el profesor Téllez.

Uno de los ejes centrales de los talleres es la meliponicultura, ya que la idea era dar a conocer una práctica que no es tan conocida en el sector. Tras el levantamiento de las primeras especies, se pudo encontrar que hay cerca de 20 tipos de abejas con potencial productivo.

El biólogo Oswaldo Andrés Sánchez, coordinador técnico del proyecto, explica que “Colombia destaca por su altísima diversidad de abejas sin aguijón, y en el Casanare identificamos la Angelita, la Melipona, Scaptotrigona, entre otras. Esta diversidad representa no solo una oportunidad económica, sino también un recurso esencial para la sostenibilidad ecológica”.

Añade que la creación de meliponarios ya ha generado impacto directo en las comunidades, “hemos creado estas ‘casas de las abejas meliponas’ en municipios como Chámeza, La Salina y Sácama. Además, fomentamos la producción de miel, que es más sencilla, al no tener que usar tantos implementos de protección, buscamos reforzar el conocimiento local sobre biodiversidad”.

De hecho, durante el taller se hicieron presentes las recomendaciones por parte de la Unal, en las que afirman que es importante abordar los retos que tiene el mercado agropecuario, todo con el fin de garantizar que los mismos productores puedan acceder a mercados sostenibles y justos de sus productos. Como incentivo se les entregaron las mieles locales, en las que se destaca su origen botánico y propiedades fisicoquímicas, que pueden permitir que si el día de mañana estos agricultores comienzan a emprender en el área a la apicultura, la producción de miel sea atractiva para el mercado gracias a sus características, propiedades e historias.

“La finalidad no es solo vender productos, sino que los apicultores aprendan a comunicar el valor de sus mieles y se conecten con los consumidores. Esto, además de que se apropien de su producto, sirve como estrategia de mercado para recibir retroalimentación”, concluye el biólogo Sánchez.

Finalmente, la Unal reafirma su compromiso con el conocimiento para el bien común de todos, con el fin de poder demostrar que la ciencia sí puede cambiar vidas y fortalecer comunidades en procesos productivos que antes desconocían.