Dispositivo que mide la calidad del suelo aumenta la productividad en el campo

Uno de los retos que tienen los campesinos es que la agricultura exige cultivar y trabajar todo el día, pero eso no garantiza que se puedan recoger los frutos, pues por lo general no se conocen las necesidades del suelo ni si este se encuentra en buenas condiciones para ser productivo.

Esa falta de información y las grandes inversiones en fertilizantes para nutrir el suelo fueron las que inspiraron a Brian Bosire, un joven emprendedor keniano que, en 2015, cuando estaba en primer año de ingeniería electrónica, ideó un dispositivo que permite medir la calidad del suelo. En conversación con LR, Bosire explicó en qué consiste el negocio que montó en torno a su invento.

¿En qué consiste este proyecto?

Es una startup llamada Ujuzikilimo, que significa agricultura inteligente en suajili, y que ayuda a los agricultores a saber el contenido de su suelo. La razón de ser de este proyecto es que más de 60% de las tierras en África están degradadas y la mayoría de los agricultores que están siendo afectados por esto son pequeños propietarios. Los agricultores solo pueden saber el contenido de su tierra, y por lo tanto cuáles fertilizantes utilizar, si toman una muestra del suelo y la envían a los laboratorios del Gobierno, que están en las ciudades y demoran cuatro semanas en entregar los resultados. Creamos una tecnología que es capaz de leer la tierra y entregar estos resultados en menos de tres minutos.

¿Cómo mide el suelo?

Es un kit, un dispositivo electrónico con sensores que miden la acidez de la tierra y su nutrición. También marca dónde está la finca con un GPS. A través de una red, se envía toda esta información a nuestra plataforma. Ahí hacemos varios análisis y luego, por un mensaje de texto, enviamos los resultados y las recomendaciones.

¿Cuánto le cuesta al agricultor adquirir el dispositivo?

Nosotros ofrecemos un servicio a los agricultores, no vendemos el dispositivo. Le entregamos los dispositivos a los agricultores que es un poco difícil visitar y es un modelo en el que un agricultor envía un mensaje solicitando el servicio y lo visitas el agricultor con el dispositivo más cercano para hacer la medición.

¿Cuánto cuesta construir el dispositivo y cuánto les cuesta a las personas el servicio?

El desarrollo del dispositivo cuesta US$500 y el servicio vale entre US$5 y US$10.

¿Cuántas mediciones hacen al mes?

Actualmente, estamos trabajando con más de 10.000 agricultores al mes en Kenia y visitamos más de 200 agricultores mensualmente.

¿En qué lugares están prestando el servicio?

En Kenia tenemos tres regiones agrícolas. Actualmente, estamos enfocados en una y nos estamos moviendo a la segunda. El propósito es que en los próximos meses lleguemos a la tercera. El año pasado recibimos del Gobierno de Kenia un aporte de US$40.000, que se ha usado para llegar a estas otras regiones del país.

¿Han pensado en exportar esta idea a otros países?

Sí, los desafíos a los que nos enfrentamos afectan a casi todos los países, no solamente en África. Actualmente, estamos exportando esta misma tecnología a Tanzania y Reino Unido.

¿Ha recibido propuestas de agricultores colombianos para utilizar esta tecnología en el país?

Es mi primera vez en Colombia, así que todavía estoy aprendiendo cómo se hace la agricultura aquí, pero el potencial de la tecnología es muy grande, porque ayuda a que el agricultor sepa cómo fertilizar su tierra y qué aportes debe hacer para tener un mejor suelo.

Entre los jóvenes líderes de los ODS
Brian Bosire hace parte de los 8.046 jóvenes de 184 países que son líderes de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Estas son las metas a las que se comprometieron 193 países para erradicar la pobreza extrema y buscar una solución al cambio climático antes de 2030. Por su trabajo con el suelo, Bosire es líder del objetivo 15, que consiste en proteger y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar los bosques de forma sostenible, luchar contra la desertificación y detener la degradación de las tierras y la pérdida de la diversidad biológica.