Ganadería

La importancia de valorar la condición corporal bovina para evitar bajas productivas

Antes de evaluar la condición corporal de su hato bovino, debe tener en cuenta que esta depende del destino y la etapa productiva
Valentina Sánchez Forero
30 de octubre de 2023
Rebaño de ganado
Bloomberg

El fenómeno de El Niño se avecina y, según el Ideam, su mayor intensidad se dará en el periodo de noviembre de 2023 a enero de 2024. Uno de los efectos que deja es la restricción nutricional para los animales si no se tuvo previamente una planeación forrajera para reducir su impacto. Es clave establecer un estado nutricional de los bovinos, a través de la valoración de su condición corporal, para determinar alguna insuficiencia en la oferta alimenticia que se les está ofreciendo y, si es así, replantearlo antes de que genere bajas productivas.

La valoración de la condición corporal de los animales, especialmente de los bovinos, es una herramienta de calificación útil, que permite evaluar el porcentaje de grasa que posee cada individuo, también conocido como la estimación del estado de carnes.

Su importancia radica en que ofrece datos precisos sobre el estado nutricional de los animales y, a partir de allí, el ganadero toma decisiones oportunas que le permitirán afrontar diferentes situaciones.

Antes de evaluar la condición corporal de su hato bovino, debe tener en cuenta que esta depende del destino y la etapa productiva de los animales. No puede esperar que una vaca de producción lechera al parto, o una en su primer mes de lactancia, tenga el mismo porcentaje de grasa.

Según Ricardo Arenas, responsable de cadenas, asistencia técnica y extensión de la Federación Nacional de Ganaderos, Fedegan, en su Manual Práctico Ganadero, esta evaluación se hace sobre un rango de calificación de uno a seis.

“El grado uno refleja, aproximadamente, 5% de grasa corporal. Cuando el animal está extremadamente flaco, en estado de inanición, que casi hace temer por su vida, observamos las costillas, el espinazo y las caderas muy prominentes y sin grasa visible”, precisó Arenas.

En el grado dos se clasifican los animales con 9,5% de grasa corporal. Pese a que se ven con un estado avanzado de delgadez, se comienza a observar un poco más de grasa, mientras que en una clasificación de grado tres, con 13,5% de grasa corporal, sus costillas ya no sobresalen y se aprecia algo de carne sobre el lomo del animal.

“Un animal en buen estado corporal con 22,5%, estaría clasificado en grado cuatro de nuestra condición corporal. Las costillas no se observan fácilmente de manera individual y, al tacto, vemos grasa sobre. El grado cinco ya nos muestra un porcentaje entre 30% y 35%. Tendríamos un excelente estado corporal con buena cantidad de grasa en el pecho, el tejido sobre las costillas se siente esponjoso y, en la raíz de la cola, encontramos acumulación de grasa”, añadió.

Para Arenas, el grado seis, que refleja 40% o más de grasa corporal, es un animal cebado con gran cantidad de grasa acumulada en costillas, espinazo y la base de la cola, lo que reflejaría problemas hormonales.

“La dieta durante el levante debe contener alrededor de 6% de proteína y proveer las necesidades energéticas del animal que, en buena parte, están determinadas por el ejercicio que tiene que realizar teniendo en cuenta los relieves y el área de pastoreo”, afirmó.

Tras hacer la evaluación y contar con el rango de grasa corporal en el que se encuentra su ganado, debe tomar decisiones encaminadas a solucionar los problemas nutricionales presentes en su hato. En los casos en los que la valoración haya arrojado niveles sobre uno y dos, es importante realizar una suplementación energética.

“Una buena alternativa para realizar la suplementación energética, en los casos necesarios, es el uso de bloques multinutricionales los cuales se pueden elaborar en la finca con la composición que más se ajuste a las necesidades de la explotación”, concluyó.

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