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Variedades de semillas resistentes al cambio climático se toman la investigación del Ciat

Lo que se ha hecho en el proceso es identificar materiales y especies que dentro de su constitución genética tengan genes que les permita introducir nuevas variedades que se hagan resistentes al cambio climático.
Analista LR
LR
09 de julio de 2015

Prepararse para ello es el reto de quienes labran la tierra, de gremios y de las entidades de investigación que buscan variedades de semillas con una mayor adaptación a las sequías o a los tiempos de inundación.

Esto es lo que se ha llamado, en materia de investigación, variedades con tolerancia al cambio climático, que el director de Investigaciones para América Latina y el Caribe del Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat), que en Colombia tiene sede en Palmira (Valle), Elcio Guimaraes, define como variedades sembradas en condiciones excesivas de calor o de agua y que se mantienen vivas.

“Por ejemplo un forraje para la ganadería que resista una inundación, es decir, que el exceso de agua no mate los materiales y se mantengan vivos”, agregó.

En este sentido el Ciat, explicó Guimaraes, viene trabajando sobre semillas tolerantes en arroz, fríjol, yuca y forrajes, con las cuales, en algunos casos, ya se están aplicando pruebas en campo en Colombia a manera de pilotos, por ejemplo en fríjol y arroz, tolerantes a sequías y forrajes con mayor resistencia a encharcamientos.

“Lo que se ha hecho en el proceso es identificar materiales y especies que dentro de su constitución genética tengan genes que les permita introducir nuevas variedades que se hagan resistentes al cambio climático”, indicó.

Lo que aclaró el investigador es que estos procesos se hacen utilizando técnicas tradicionales y biotecnológicas.

“No estamos hablando de organismos genéticamente modificados, sobre ello no trabajamos. Lo que permite la biotecnología es identificar de una manera eficiente y acelerada los genes que están aportando los efectos de tolerancia a sequías, encharcamientos o al frío. Tenemos fríjol que está en prueba mucho más resistente a sequías que las variedades que hoy se siembran. Fueron desarrolladas pensando en entregar opciones para los agricultores que están bajo los efectos de las condiciones climáticas”, indicó el directivo.

Pero el cambio climático no da espera y las investigaciones se toman su tiempo. Lo que ha adelantado el Ciat, que trabaja de la mano con Corpoica y gremios, está aún en etapa de investigación y de prueba, es decir, no son materiales todavía distribuidos comercialmente. Lo que espera Guimaraes es que en dos o tres años ya pueda haber algo más concreto en variedades para ser liberadas y ponerlas a disposición de los agricultores.

“Hay que entender que estos procesos de investigación son largos. Para desarrollar una variedad en cualquier cultivo aún con las biotecnologías, desde que se inicia el proceso hasta que sea desarrollada y se entregue al agricultor, pueden pasar más de 10 años. No se puede sobreponer a la naturaleza porque hay que seguir unas etapas”, sostuvo.

Agregó que esto es un proceso continuo que requiere inversión y esa es una de las limitantes de los centros de investigación. “Estamos próximos a firmar con el Ministerio de Agricultura un convenio para investigación sobre cambio climático por más de $10.000 millones”, dijo.

La gerente de la firma Agroglobal, especializada en la comercialización de semillas, Sandra Rondón, señaló que si bien tanto las entidades de investigación como las casas productoras están indagando sobre variedades que permitan tolerancias al cambio climático, los resultados se verán a largo plazo, por lo que de manera inmediata se pueden establecer procedimientos que permitan prepararse en el corto plazo.

“Para la ganadería, por ejemplo, una forma es sembrar en épocas normales el alimento cosecharlo, ensilar y conservar los forrajes para enfrentar las épocas de sequía o épocas difíciles”, agregó.

Se necesita manejo del cultivo
El presidente de Fedearroz, Rafael Hernández, señaló que el gremio está trabajando en programas de mejoramiento genético para obtener variedades con tolerancia a altas temperaturas y con buena respuesta a la baja radiación solar.

“Son programas a mediano y largo plazo. Tener una variedad se toma siete o más años y por ello hoy estamos trabajando en el proyecto de Adopción Masiva de Tecnología (Amtec), porque más allá de prepararse con genética al cambio climático, hay que hacerlo con manejo agronómico del cultivo”, sostuvo.

En este sentido, indicó que los resultados de las pruebas piloto aplicadas en fincas bajo el esquema Amtec dejan ver un incremento hasta de una tonelada por hectárea en los rendimientos y una baja de 30% en los costos.

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