Agro

El campo debe apoyar con mayor fuerza la investigación agrícola

El último evento agroclimático ha demostrado la necesidad que posee el sector primario de contar con mejores herramientas, para mermar en una mayor proporción las consecuencias del campo.
Analista LR
Diario 5 días - Asunción
09 de mayo de 2022

La repercusión en cultivos como la soja se resentirá en los próximos años, denotando la urgencia en aplicación de más innovación, en este caso, de biotecnología.

En el Paraguay, se lleva adelante actualmente una importante iniciativa de estudio de la soja, que tiene como objetivo desarrollar la investigación del cultivo en el ámbito del mejoramiento genético, protección vegetal, calidad industrial, tecnologías del manejo de las siembras, y la difusión de ciencia y técnicas superiores en distintas zonas sojeras del país. El proyecto Sojapar es el resultado de una alianza entre el Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria (IPTA) y el Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio).

Adaptación

El resultado de estas investigaciones apunta a identificar y desarrollar variedades de alto potencial de rendimiento y adaptadas a las condiciones agroecológicas del país, fortaleciendo a la par un equipo técnico de investigación. Hoy son producidas 5 variedades Sojapar, que representan el logro de varios años de trabajo; la R19, R24, R34, R49 y la R75, son de las variedades más resistentes hoy en día y siguen depurando su línea genética para otorgar mejores beneficios y adecuación productiva.

La gerente General del Inbio, ingeniera Estela Ojeda, mencionó que si bien a nivel global existen algunas variedades de mayor resistencia y adaptabilidad a condiciones agroclimáticas, gran parte de las mismas se encuentran aún en fase de experimentación y desarrollo. Estas variedades nacionales, en contrapartida, ya están disponibles para la comercialización, pero “el productor tiene que valorar más y respaldar la investigación biotecnológica nacional, ya que la producción no puede avanzar sin tecnología y sin conocimientos”.

“Tenemos que entender que la resistencia de estas variedades se da hasta ciertas condiciones, es decir, a falta total de agua no existe planta que pueda desarrollarse correcta ni favorablemente. En cada campaña se va comprobando el margen de efectividad o adaptación de determinadas semillas, y las mismas se vuelven a estudiar y utilizar para siguientes temporadas, por lo que la línea de mejoramiento genético se encuentra por buen camino”, detalló la profesional.

Variedades

Respecto a las variedades modificadas y mejoradas de Sojapar, todas comparten una característica principal de resistencia a la roya asiática, con algunos genes destinados a la fortaleza ante esta enfermedad. Entre otros pilares, estos tipos presentan ciclos más precoces de germinación, por lo que permite al productor tomar mejores decisiones al momento de la siembra o cosecha; la mayoría de estas variedades comparten también similitudes de resistencia al comportamiento de vuelco, con promedios de rendimiento superiores a los 3 mil a 5 mil kilos en condiciones óptimas.

“La otra cualidad de Sojapar es que son variedades rústicas, que fueron sometiéndose desde un inicio en el campo paraguayo hasta demostrar atributos destacables. Año tras año son sujetas al proceso de adaptación, entonces, si viene un año malo para el agro y existe una variedad que sobresale por encima de las demás es seleccionada y vuelta a elegir para la campaña posterior, hasta contar con las más destacadas”, puntualizó la ingeniera.

Ojeda, señaló que 3 de las variedades están registradas en el mercado boliviano y están siendo comercializadas de forma satisfactoria. “Una de las variedades es bastante publicitada en ese mercado, y ellos la dan a conocer como una opción resistente al estrés hídrico, y esta cualidad la han comprobado los propios productores en el campo con las diversas siembras”, aclaró. En el mercado local, las variedades Sojapar tienen una participación del 3 a 4% del mercado de semillas.

Generación HB4

Otro avance sumamente importante que está teniendo la ciencia aplicada al campo se relaciona con la nueva Generación HB4, un gen que aporta un enfoque totalmente nuevo para un problema tan antiguo como la sequía. Es decir, la primera tecnología de tolerancia al estrés hídrico aplicada a cultivos como la soja o el trigo a nivel mundial. En el Paraguay se está iniciando con el proceso de estudios a partir de los primeros genes.

“También tenemos una alianza con Verdeca, firma multinacional que tiene los derechos de este evento transgénico HB4 de tolerancia o resistencia a la sequía. Actualmente contamos con materiales que poseen el gen transgénico y se encuentran en etapa de pruebas. El HB4 fue aprobado recientemente en Argentina, Brasil, Estados Unidos y hace muy poco en Paraguay, por lo que esperamos tener resultados favorables con el proceso de la investigación científica”, manifestó.

La iniciativa converge en un modelo tecnológicamente innovador y económicamente rentable para el productor. La tecnología HB4 en semillas de soja y trigo tratadas con productos biológicos de altísima calidad, podría convertirse en el futuro de cultivos menos dependientes a cambios climáticos adversos. El tratamiento de la semilla es 100% biológico e incluye un biofungicida y un bioestimulante desarrollados en base a cepas especialmente seleccionadas por su alto grado de protección y capacidad de activar mecanismos naturales que impulsan el crecimiento de las plantas.

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