Desde 2021, más de 72,9 millones de aves en el mundo murieron por influenza aviar

Un informe realizado por la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi) mostró que más de 72,9 millones de aves han muerto como consecuencia de la influenza aviar. Según la entidad, ya son más de 2.475 eventos notificados en aves de corral desde el 9 de diciembre del 2021 al 16 de febrero del 2023.

La continua transmisión de esta enfermedad viral de forma epidémica y transfronteriza, ha demandado que, en todos los continentes, se tomen medidas para proteger a las aves y otros mamíferos de este virus. Según la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) existe una variedad en los factores que influyen en la propagación masiva de la influenza aviar. Entre ellos, se destaca la globalización y el comercio internacional, la producción avícola y venta, así como las aves silvestres y rutas migratorias.

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En Estados Unidos, desde enero del 2022 a la fecha, las pérdidas rondan los 58,3 millones de aves comerciales (incluida despoblación). Según Fenavi, los altos niveles del virus también son ocasionados por las infecciones de aves locales, por lo que perdura por varias temporadas del año.

Otra situación preocupante que está teniendo la masiva propagación de este virus es la alerta frente al alto índice de mortalidades en huéspedes que no habían adquirido reportes de contagio, en mamíferos como los lobos marinos. Científicos no descartan la posibilidad de que pueda, en un futuro, transmitirse entre mamíferos, lo que provocaría una alerta de sanidad animal. Según los altos niveles en los que se presenta este virus puede mutar ocasionando una pandemia letal en humanos.

Frente a esto, se ha buscado extremar el monitoreo con el objetivo de llegar a una detección temprana y evitar que se convierta en un problema de salud pública mundial. El monitoreo que se realice no podrá limitarse a temporadas migratorias, sino que deberá extenderse a lo largo de todo el año.

A lo largo del territorio americano se han tomado medidas exhaustivas con el fin de impedir la rápida propagación de la influenza aviar. Fenavi destacó el uso de desinfectantes en los pasillos de las granjas, así como la mejora de las instalaciones agrícolas a través de la construcción de complejos graneros con barreras protectoras.

En Colorado, Estados Unidos, se ha implementado un cambio en las prácticas para limpiar los derrames de alimentos, además de instalar redes sobre las lagunas y otros lugares para mantener alejadas a las aves silvestres. Estas prácticas, acompañadas de la instalación de mecanismos de vibración en los comederos de pollos, el uso de polvos fluorescentes en diferentes puntos por fuera del galpón y bodegas de alimento, la inversión de millones de dólares en duchas para las granjasy el uso de cloro seco para desinfectar los zapatos del personal, han permitido controlar en gran medida la expansión del virus.

En los Países Bajos, el uso de tecnologías para controlar la peste ha tenido un gran alcance. A partir de la puesta en marcha de cámaras de video, logran monitorear y controlar las bodegas de alimentos y el comportamiento de quienes trabajan allí. El uso de un láser con alcance hasta de 600 metros, ha tenido una alta eficacia, alejando a aves silvestres en una tasa de 90% a 100%. Un radar detector de aves, que rastrea e identifica objetos en el área monitoreada y alarmas sonoras de detección de movimiento, así como cañones que funcionan con gas butano o propano, son algunas de las prácticas y técnicas inusuales que se llevan a cabo.

Todas estas prácticas a las que se han venido acogiendo progresivamente los avicultores de la mayoría de continentes, responden además a la necesidad imperante de construir planes de bioseguridad y prevención que permitan reducir en alguna medida el contagio masivo.

Según la OIE, aunque actualmente la transmisión de la influenza aviar de las aves a los seres humanos no es de forma masiva, la circulación de varios subtipos de influenza sigue siendo una preocupación para la salud pública mundial, por lo que productores y científicos prosiguen la búsqueda de técnicas que proporcionen mayor seguridad para la producción aviar.