Biocarbones, eficaces para aprovechar los residuos agrícolas en el campo colombiano

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La degradación de los suelos agrícolas incide tanto en la pérdida de los servicios ecosistémicos como en los costos de producción y en la rentabilidad de los sistemas de negocios del campo. Así lo advirtieron Tatiana Puentes y Adalberto Rodríguez, del Centro de Desarrollo Tecnológico de las Pasifloras de Colombia.

El uso del biocarbón es una estrategia de sostenibilidad que ayuda a mejorar la salud del suelo permitiéndole remediar los problemas asociados con la estructura física, así como con las propiedades y procesos químicos y biológicos del suelo.

En la actualidad, la situación que presentan los suelos en Colombia es crítica. De acuerdo con la investigación del centro, 40% (equivalente a 45,3 millones de hectáreas de la superficie continental e insular) presenta algún tipo de degradación.

Sin embargo, pese a que el país cuenta con los recursos potenciales para mejorar las condiciones del suelo y producir abonos de calidad a partir de los llamados “desechos”, se ha observado que históricamente éstos han dejado de ser utilizados a causa de un manejo inadecuado de los mismos. De ahí, que muchas veces sean quemados, aumentando la contaminación del ecosistema.

Esto, sin mencionar que la práctica continúa de los sistemas de labranza y el monocultivo de especies han empeorado las propiedades de los suelos y ha aumentado la superficie afectada por procesos erosivos.

Julio César Rivera, magíster de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional (Unal), explicó que actualmente los biocarbones “son un material de interés, rico en carbono, que cuenta con propiedades potenciales para uso como enmienda de suelos y remediación de la contaminación con metales pesados, que se obtiene por pirólisis, (proceso de descomposición térmica en ausencia de oxígeno) a partir de los residuos de biomasas”.

Su incorporación puede reducir el impacto ambiental de las actividades agrícolas, al pasar de una continua producción de desechos orgánicos inútiles, a materiales que pueden generar energía, contribuir a mitigar los efectos del cambio climático por el secuestro de carbono y mejorar las propiedades físicas y químicas de los suelos, las cuales se traducen en un mayor rendimiento en los cultivos.

Así, entre las mayores contribuciones técnicas de su implementación destaca la capacidad para aumentar la porosidad del suelo, la retención de la humedad y el intercambio catiónico.

“Casi todos los carbones tienen un PH muy básico que permite corregir los suelos ácidos, haciendo que se requieran menos fertilizantes. Sin embargo, también se mejoran las propiedades físicas en las que, por ejemplo, con la disminución de la densidad (aparente), hace que haya menos porosidad y se generen nuevos ecosistemas para los microorganismos benéficos”, indicó el experto, luego de mencionar que también el uso de biocarbones trae consigo efectos adversos a los que habrá que poner especial atención.

En este orden, se recomienda que los agricultores que tengan proyectado hacer una descomposición de los residuos orgánicos a través de este método sostenible, previamente hayan caracterizado el biocarbón e identifiquen su perfil de uso en el suelo.

El tema de la disposición de los residuos se ha convertido en una preocupación para las empresas del sector, los cuales han visto en el compostaje una alternativa para deshacerse de ello. Y aunque también es una forma sostenible para este ejercicio, Rivera aseguró que el uso de biocarbones ofrece mayores ventajas en términos de tiempo, costos y rendimiento.