Actualmente la agricultura espacial ya es una realidad en la Estación Espacial Internacional

La Estación Espacial Internacional (EEI) de la Nasa comenzó hace algún tiempo un experimento pionero que podría ayudar a redefinir el futuro de la agricultura fuera de la Tierra. Todo se dio a través del proyecto “Plant Habitat-04” (PH-04), donde los astronautas tienen la posibilidad de cultivar pimientos picantes en condiciones donde hay microgravedad, debido a un esfuerzo conjunto por entender la manera en la que las plantas responden al entorno espacial y cómo se pueden adaptar a futuras misiones de larga duración a la Luna y a Marte.

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El cultivo de plantas en el espacio como tal no es una novedad, pues los experimentos que había se centraban principalmente en especies que tuvieran un rápido crecimiento y fueran fáciles de manejar, como, por ejemplo, la lechuga o el trigo. Este nuevo experimento es mucho más complicado, debido a que necesitan un tiempo exacto de maduración más largo, sumado a las condiciones específicas de crecimiento que requieren, pero quiere plantear un nuevo estudio y avance referente a la agricultura.

Este experimento a su vez pone a prueba un sistema avanzado de cultivo automatizado, que regula de manera exacta la luz, la humedad y los nutrientes. Es por esto que los astronautas tendrán que intervenir mínimamente, simulando las condiciones que sería necesario acoger en hábitats futuros donde los recursos y el tiempo sean limitados.

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Asimismo, este desarrollo tecnológico es fundamental para garantizar que aquellas tripulaciones que se encuentran en el espacio puedan producir su propio alimento durante misiones prolongadas, lo que reduce de manera significativa la dependencia que existe actualmente de suministros enviados desde la tierra.

De igual manera, el proyecto PH-04 también se propuso explorar la manera en la que la microgravedad y la radiación afectan al crecimiento de los frutos, la polinización y el resultado final de los alimentos. Estos mismos resultados podrían ofrecer información vital para diseñar cultivos más resilientes y nutritivos, al poder analizar de forma más efectiva el estrés que experimentan las plantas fuera del ambiente terrestre, un conocimiento que puede funcionar para impulsar la agricultura en regiones extremas del mismo planeta Tierra.