Agro

Disponibilidad de alimento rentable, principal reto para el proceso de estabulación

Elementos como el forraje deben estar disponibles y con facilidad de transporte. La fincas y hatos deben adoptar el ciclo completo
Analista LR
Julián Vélez Robledo
19 de mayo de 2021

Son varios los aspectos que el ganadero debe tener en cuenta al momento de establecer una estabulación eficiente, que emule las condiciones de pastoreo a campo abierto y obtenga una mayor productividad del hato lechero o multipropósito. La alimentación, el espacio físico, la asepsia y el manejo del ordeño y las crías son algunas de las tareas a resolver.

Al contrario del pastoreo, en el que el animal busca su comida, en la estabulación el hombre es el responsable de llevársela hasta su boca. Esto requiere de una infraestructura, algo de maquinaria y mucha mano de obra.

El principal reto en esta actividad es la disponibilidad de la alimentación. “Lo primero que hay que hacer es asegurar la comida. Sea fresca o almacenada”, afirmó Piedad Pérez, veterinaria con experiencia en modelos de estabulación.

También, que su disposición sea fácil y rentable. En este tema, Cristian Escobar, docente de Nutrición Ganadería de la U. Católica del Oriente aseguró que, “la dieta de las vacas lecheras se compone aproximadamente entre 70% y 80% de pasto, entonces, esta parte forrajera tiene que estar disponible o fácil de transportar”. Para Escobar, un animal de producción lechera se puede comer entre 90 y 100 kilos de forraje al día, por lo que si se tiene un hato de 10 vacas, se necesita una tonelada de pasto.

Lo ideal en las fincas que manejan estabulación es tratar de tener el ciclo completo. Producir, alimentar y aprovechar los desechos para volver a producir. Según Pérez, “tener una planta de compostaje es fundamental para abonar los pastos y reducir los costos”.

No obstante, hay que tener en cuenta que, más allá del alimento, la estabulación implica otras condiciones. Una de ellas es el espacio. Sea bajo techo y en establos o en corrales, se debe tener un espacio suficiente que evite el hacinamiento. Cada animal de 350 o 400 kilos necesita entre ocho y 10 metros cuadrados.

Otro aspecto es el acabado físico. Se deben tener pisos cómodos que no dañen las pezuñas, e instalaciones sin barreras huecos u otros peligros. Aunque lo más normal son pisos de cemento y techos, también hay ejercicios exitosos de estabulación con pisos blandos (tierra o plástico) y a cielo abierto.

Las condiciones de temperatura y ventilación son también básicas. Se deben tener instalaciones que en los climas fríos protejan a los animales de las bajas temperaturas, y que en los climas calurosos tengan la suficiente ventilación para que no se sofoquen.

Las condiciones de salubridad y limpieza son fundamentales. La alta concentración de cabezas por unidad de superficie aumenta el riesgo en la transmisión de enfermedades infecciosas. Se deben tener revisiones frecuentes y conocer las más probables. El agua para el consumo debe ser fresca y debe ser suficiente para limpiar desperdicios.

Según Escobar otros factores fundamentales son la reproducción, el manejo de las crías y la asepsia en el ordeño.

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