Clima

El pronóstico de lluvias para abril tendrá un aumento importante en precipitaciones

De acuerdo con el Ideam, en abril, las precipitaciones estarán por encima de lo normal, con incrementos que podrían alcanzar hasta 50%
Juliana Ramos Mosquera
31 de marzo de 2025
Reuters

El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) emitió un informe que indica que, desde finales de marzo a principios de junio, se establece la primera temporada de mayores precipitaciones, en gran parte de la región Andina y el oriente de la región Caribe. Durante este período se prevé un incremento notable en los acumulados mensuales de lluvias en comparación con los valores registrados a comienzos y mediados de año.

El modelo probabilístico del Ideam estima que, en abril, las precipitaciones estarán por encima de lo normal en gran parte del país, con incrementos que podrían alcanzar hasta 50% respecto al promedio que se tiene a nivel histórico. Este aumento es particularmente significativo en las regiones Andina y Caribe, donde se espera que las lluvias sean un poco más intensas de lo habitual.

Asimismo, el fenómeno de La Niña, caracterizado por el enfriamiento de las aguas del océano Pacífico, está presente desde principios de enero de 2025 y se espera que estas mismas persistan hasta abril. Aunque su intensidad es considerada débil, sus efectos pueden llegar a ser cruciales, ya que provocan un aumento de las precipitaciones en el norte y centro de Sudamérica, lo que incluye Colombia.

En la región Andina se prevé que departamentos como Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío y el altiplano cundiboyacense experimenten incrementos en las lluvias de entre 10% y 40% durante abril. Estas condiciones aumentan el riesgo de posibles deslizamientos de tierra, crecientes súbitas en zonas vulnerables e inundaciones.

De igual manera, en Bogotá, a pesar de las intensas lluvias recientes, los embalses del sistema Chingaza para este mes que termina se registraron niveles preocupantes. Por eso la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá descartó un posible levantamiento del racionamiento de agua, aunque se espera que la medida se pueda alivianar un poco en abril, según el alcalde Carlos Fernando Galán, quien agregó que estarán revisando el tema a fondo para tomar una decisión que levante el racionamiento.

Es fundamental que tanto las autoridades locales como la ciudadanía estén preparadas para enfrentar las diferentes condiciones climáticas adversas que se pronostican para abril. Recuerde que es crucial mantenerse informado por los canales oficiales del Ideam y seguir las recomendaciones de los organismos de gestión del riesgo, todo para poder mitigar posibles impactos que están relacionados con las lluvias intensas.

En días pasados, Natasha Avendaño, gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, escribió una columna en La República en la que habla de las dudas de muchos sobre el racionamiento. "Hay una pregunta recurrente que me hacen periodistas, colegas, estudiantes y hasta mi propia familia: ¿por qué si está lloviendo tanto en Bogotá, no se levanta el racionamiento de agua? Y la respuesta está en la misma pregunta: porque está lloviendo en Bogotá, pero no en Chingaza ni en sus cuencas abastecedoras", escribió.

Y explicó más del tema. "Debemos tener en cuenta que la Sabana de Bogotá, ubicada en la región Andina, y el páramo de Chingaza, que hace parte de la Orinoquía, están separados por la cordillera oriental; esta división geográfica hace que tengamos regímenes de lluvias diferentes. La temporada de lluvias en Chingaza empieza en abril, llega a su punto máximo en julio y su intensidad comienza a descender en noviembre para dar paso al tiempo seco en diciembre, fenómeno climático que culmina en marzo".

"Por su parte, el régimen de lluvias de la Sabana de Bogotá tiene dos picos lluviosos: enero empieza seco, luego las precipitaciones llegan con fuerza en abril y disminuyen entre julio, agosto y septiembre, meses que pueden considerarse secos, dando transición a noviembre cuando llega el segundo pico de lluvias del año y a diciembre, como mes de transición, porque inicia lluvioso y termina con el firmamento azul que tanto disfrutamos las y los capitalinos".

"Esta separación natural de la cordillera oriental también tiene incidencia en el impacto de los fenómenos de El Niño (menores precipitaciones) y La Niña (sobreproducción de lluvias), haciendo que se sientan con mayor intensidad en la región Andina".

"El Fenómeno de El Niño es una amenaza para los embalses de abastecimiento y de generación eléctrica, pues las deficiencias de lluvias hacen que se vea comprometida su operación. Una forma de mitigar esta amenaza es que los embalses sean de regulación multianual, como Tominé, que por su gran tamaño es capaz de soportar prolongadas temporadas de sequía sin verse afectado".

"Lastimosamente esta característica no la tiene el embalse de Chuza, razón primordial por la que fue necesario implementar el racionamiento. Y que de haberse terminado el sistema Chingaza como fue originalmente concebido, hubiera adquirido esa característica de multi anualidad".

"El Fenómeno de La Niña, por su parte, es una amenaza para las zonas urbanas y los asentamientos poblacionales ya que aumenta la posibilidad de inundaciones, que logran minimizarse, en buena parte, gracias a los embalses y su gran capacidad de almacenar las crecientes de los ríos, evitando así que generen desastres en asentamientos urbanos. Es decir, sin la existencia del embalse de Chuza, las avenidas torrenciales serían muy graves en los municipios del Meta y, sin la presencia de los embalses del agregado norte, las inundaciones en Bogotá serían frecuentes".

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