Agro

Bacteria de arrecife permitiría combatir la marchitez vascular del cultivo de tomate

Este tipo de hongo no solo afecta al interior de los tallos del tomate y los tejidos como la xilema, sino que también puede afectar las propiedades de los suelos por un tiempo prolongado
Juan Diego Murcia
09 de agosto de 2022

Diana Vinchira, bacterióloga con magíster en Ciencias – Microbiología y doctora en Biotecnología de la Universidad Nacional de Colombia (Unal), descubrió que un grupo de microorganismos encontrados en los arrecifes de coral de Santa Catalina y Providencia ayudarían a combatir la marchitez vascular en tomates, conocida como la principal enfermedad de su cultivo.

Biocultivos, una empresa que se dedica a las soluciones biológicas para obtener mejores cosechas, se alió con el grupo de Bioprocesos y Bioprospección del Instituto de Biotecnología de la Unal, para buscar fuentes naturales que potencien la industria. El objetivo de este equipo de investigadores era desarrollar algún producto de base biotecnológica con la recolección de microorganismos de los arrecifes en el archipiélago, algo que es conocido como biotecnología azul.

Mientras Vinchira culminaba sus estudios de maestría, inició su trabajo con el Grupo de Productos Naturales Marinos y Frutas de Colombia del Departamento de Química y le ofrecieron continuar la investigación con el cepario para desarrollar un biocontrolador contra el hongo F. oxysporum f. sp. Lycopersici, un patógeno que afecta la calidad del tomate.

Este tipo de hongo no solo afecta al interior de los tallos del tomate y los tejidos como la xilema, sino que también puede afectar las propiedades de los suelos por un tiempo prolongado.

“Con ese microorganismo se adelanta un proceso de escalamiento para pasar de nivel de laboratorio a planta piloto y generar un prototipo, de la mano con la empresa Biocultivo, que sería el producto que se usaría a escala industrial”, explicó vinchira.

La investigadora halló entre 200 microorganismos el que tenía las mejores características para el objetivo principal del proyecto, con pruebas en laboratorio para impedir que los hongos crecieran. La bacteria Paenibacillus sp producía metabolitos que inhibían el crecimiento del hongo.

“Cuando una bacteria se encuentra en un mismo espacio con otro microorganismo compiten por él o por alimento, para generar un ambiente en donde pueden crecer mejor; ahí se induce la producción de diversos compuestos que logran adaptarse mejor a ese ambiente y tener mayor probabilidad de sobrevivir”, agregó.

La investigación advierte que colocar el hongo y la bacteria en cultivos de producción real puede ser riesgoso, razón por la que se evalúan colocarlo muerto donde crece el patógeno.

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