Conozca la agricultura vertical: futuro de la producción alimentaria práctica y masiva

Actualmente, se estima que la población mundial aumentará a cerca de 2.000 millones de personas en los próximos 30 años, lo que equivale a aproximadamente 9.700 para el año 2050. Teniendo entonces en cuenta la curva de crecimiento y atendiendo a que se va a incrementar la demanda de los recursos alimentarios, es necesario buscar medidas y formas efectivas de sembrar muchos más alimentos de los que hasta el momento se siembran.

Es por esto que los nuevos sistemas agrícolas dan la oportunidad de ofrecer una producción alimentaria sostenible y en mayor volumen, pues es una práctica donde las plantas son producidas de una forma distinta a la tradicional, ya que son sembradas verticalmente. Este método se conoce como horticultura, que incluye procesos de hidroponía y tiene como fin maximizar el espacio en el que se producen los alimentos, lo que equivale a más plantas de lo normal sembrándose en el mismo espacio de un cultivo normal.

Este método puede ser tomado desde operaciones a baja escala y gran escala agrícola en ambientes controlados. El potencial de la agricultura vertical radica en la producción de cultivos todo el año en cualquier lugar desde que se combinen las técnicas necesarias. Los componentes básicos que son necesarios tener en cuenta, van desde la estructura del sistema, la estructura eléctrica y la estructura de plomería, que son claves para saber en qué espacio y qué tipos de alimentos se quieren producir.

ARTÍCULO RELACIONADO

El mercado de la tecnología en la agricultura podría llegar a US$4,7 billones en 2028

La elección del tipo de cultivo que se quiera desarrollar va en la decisión de cada uno; sin embargo, el tipo de alimentos que se pueden producir son las hortalizas, frutas, hierbas finas y, si se quiere, plantas florales. Es importante tener en cuenta que para cultivar hay que saber las necesidades de cada planta y en dónde se hará el ejercicio de la agricultura vertical, como por el ejemplo: el espacio en el que estará, la temperatura que requieren las plantas que se quieren cultivar y la luz que le llega al cultivo.

Por lo que todo eso hay que contemplarlo antes de que se elija lo que se va a cultivar. Los principales alimentos cultivados van desde la lechuga, col rizada, albahaca, cebollín, menta y hasta las fresas.

De hecho, hay cientos de beneficios asociados a esta práctica, entre los que se pueden encontrar los altos rendimientos, mejor calidad en los cultivos, menos uso de agua, se reduce la utilización de fertilizantes, menos espacio de producción y de manera constante casi todo el año.

Es importante tener en cuenta que hay retos como el consumo de energía, la demanda en conocimientos para poder ponerlo en práctica y las posibles enfermedades que podrían contraerse, aunque este es el futuro de la agricultura práctica y sostenible.

*Escrita por Juliana Ramos Mosquera