Agricultura

¿Realmente funciona el uso de insectos y aves para el control de plagas en cultivos?

Se calcula que el 97% de las especies de insectos que existen en el planeta son consideradas fauna auxiliar y solo el 3% se comporta como una plaga
José Mauricio Higuera
José Mauricio Higuera
09 de abril de 2025
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Pixabay

Se calcula que el 97% de las especies de insectos que existen en el planeta (más de un millón) son fauna auxiliar y solo el 3% se comporta como una plaga. Sin embargo, la mayor cantidad de información disponible se enfoca en estas últimas y no en valorar el aporte que las primeras entregan para la sostenibilidad de los cultivos agrícolas.

Así lo señalaron los investigadores Brígida Souza y Miguel B. Nájera, autores de la investigación Insectos benéficos: guía para su identificación, quienes afirmaron que existía mucho desconocimiento acerca de la forma cómo la naturaleza se autorregula y, por tanto, las técnicas productivas que acuden a insectos para mejorar los cultivos agrícolas no se desarrollan en su máximo potencial. Así como ocurre con los insectos pasa lo mismo con las aves: ambos cumplen una función de controladores biológicos, pero en muchas ocasiones se resalta más su actitud dañina, en vez de valorar su aporte a la productividad agrícola.

Lo dice José Iván Zuluaga, ingeniero agrónomo y profesor pensionado de la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira, quien afirma que, en términos ecológicos y agroecológicos más amplios, estos organismos son benéficos para la agricultura dado el rol que cumplen como reguladores de poblaciones dañinas, aunque entiende que a veces pueden ser vistos como “competidores”, ya que buscan alimentarse de las hojas, las semillas y los frutos que surgen de los cultivos.

Los insectos depredadores o parasitoides y las aves depredadoras e insectívoras son ideales para combatir especies dañinas, como por ejemplo las larvas de las mariposas, que son herbívoras y se comen la hoja o perforan el tallo de una planta. Por tanto, estas especies se comportan como enemigas naturales que ayudan a prevenir el uso de químicos y venenos para proteger los cultivos, menciona el profesor Zuluaga.

“Entender el funcionamiento de los ecosistemas”

Ómar Ricardo González, profesor analista agrícola para la estrategia de las Mesas Técnicas Agroclimáticas de la FAO Colombia, recomienda a los productores del campo que, antes de fijarse en los beneficios directos o en el manejo que se les debe dar a estas especies en sus cultivos, es importante que entiendan cómo funcionan los agrosistemas y, con ello, de los servicios ecosistémicos.

Se refiere a que las aves y los insectos les ofrecen a los sistemas productivos agrícolas unos servicios de regulación y control de plagas, y expone como ejemplo un caso vivido por China en los años cincuenta. “Ese país adelantó un exterminio de gorriones -pensando que con ello protegería sus cultivos-, pero en cambio generó un grave problema, pues ya no había aves que controlaran los insectos dañinos como las langostas, entonces se desarrollaron plagas que ayudaron a causar una hambruna en el país”, recuerda.

Por otro lado, González destaca el aporte que realizan abejas y abejorros en temas de polinización para la reproducción de las plantas, o de las mariquitas para cazar pulgones, cochinillas y ácaros. Eso invita a pensar en estas especies como parte del sistema y no como un extraño. “Existen otras especies que no son directamente insectos, como las arañas o los escorpiones, que también ejercen una labor de depredación y control de plagas, e incluso las lombrices, que ayudan a la descomposición de la materia orgánica para que las plantas tengan disponibles algunos elementos”, expone el analista de la FAO Colombia.

LOS CONTRASTES

  • Ómar González FAO Colombia

    “En algunos países se alquilan colmenas con abejas para que hagan la polinización en cultivos, lo que es una herramienta muy interesante”.

  • José Iván Zuluaga Profesor de la Universidad Nacional

    “La agroecología es un reto grande y muy importante. pero no es fácil, y obviamente hay que asesorarse para practicarla”.

Implementar las técnicas

Para Ómar González, la clave para desarrollar técnicas de este tipo está en entender muy bien el terreno donde está el cultivo con sus dinámicas medioambientales y la disponibilidad de especies que puedan beneficiar totalmente la producción agrícola. Las aves, por ejemplo, necesitan tener un lugar dónde anidar, y algunas de sus especies pueden resultar en algún momento “compitiendo” por el cultivo con el productor, por tanto, es fundamental saber cuál escoger en función de esta variable. “Hay que tener estrategias para que no se presenten este tipo de amenazas”, sugiere el experto.

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