Colombia avanza con la inauguración de la primera termoeléctrica a base de arroz

En las últimas horas, Colombia dio un paso significativo hacia la sostenibilidad energética, pues se ha puesto en marcha la primera planta termoeléctrica que utiliza cascarilla de arroz como fuente de energía. La iniciativa fue liderada por el Grupo Diana, que tiene el objetivo de reducir la huella de carbono y optimizar el aprovechamiento de residuos agrícolas.

Este proyecto está ubicado en su planta de producción, en Yopal, Casanare, cuenta con una capacidad instalada de 7,1 megavatios y durante su construcción generó más de 1.200 empleos, que permiten a la empresa autogenerar el 100% de su consumo energético y, además, aportar excedentes al sistema eléctrico a nivel regional. Este hito posiciona a Colombia como referente en el uso de biomasa para la producción de energía renovable.

El principal insumo de la planta es la cascarilla de arroz, un subproducto que históricamente ha sido tratado como un desecho. Gracias a esta tecnología, se lograría una reducción de más de 18.000 toneladas de CO₂ al año, sin contar que este proyecto al generar energía eléctrica no produce emisiones de gases de efecto invernadero, lo cual se alinea con las estrategias planteadas por el Gobierno Nacional frente a la Economía Circular para mitigar el cambio climático.

Adicionalmente, el proyecto tiene un impacto positivo en la economía del sector arrocero, ya que impulsa a la innovación y fomenta el desarrollo de energías limpias dentro de la agroindustria colombiana.

No obstante, el país ha dado pasos importantes en la diversificación de su matriz energética. Recientemente, en Barranquilla, se inauguró la planta de biogás más grande del país, que transforma residuos sólidos en electricidad. Asimismo, EDF Colombia y Refocosta anunciaron la construcción de una planta de biomasa en Villanueva, con el objetivo de reducir las emisiones de CO₂ en más de 70.000 toneladas al año.

Lo que evidencia que el país se encuentra en una fase de transición hacia una mayor adopción de energías limpias, para así aprovechar los recursos naturales disponibles y promover modelos de negocios sostenibles, que lleven a Colombia a otro nivel. En el caso del Grupo Diana, se demuestra cómo un material considerado desperdicio puede convertirse en un activo estratégico.