Agricultura

Cinco razones por las que el aguardiente pega en el campo

Analista LR
07 de junio de 2016

A las cuatro de la mañana está despierto Carlos Quijano, agricultor de papa del Altiplano Cundiboyacense. 

A esa hora empieza a organizar las labores del día, pero antes se toma una copa de aguardiente. No es porque sea adicto al licor, sino porque esta bebida le garantiza comenzar el jornal con ímpetu. 

Este trago le gana el pulso a la cerveza en el campo. Según Andrés Borrero, gerente de mercadeo de la Industria Licorera de Caldas, en la zona rural colombiana, los agricultores logran consumir 60% del aguardiente que se producen en el país.

Por ello, Agronegocios quiso averiguar qué más es lo que lleva a los productores a hacer de este licor parte de su jornal. 

La primera explicación, como ya se mencionó, es porque en el día a día de cada uno de los campesinos, garantiza comenzar sus labores de la mejor manera o como dicen algunas personas “como que lo despierta a uno”. 

Los que toman una copa de aguardiente no lo hacen todos los días es ocasionalmente, una vez a la semana o dos, estableciendo un promedio.

“En realidad tomar una copa de aguardiente es algo de tradición que se maneja más en las zonas en donde hace frío y no se toma para emborracharse, sino para aguantar la temperatura, que por lo menos en esta región (Riofrío, vereda en el Altiplano Cundiboyacense) es bastante baja durante las mañanas”, comentó Quijano.

La segunda razón está enfocada en la tradición que tiene este trago en el campo. De acuerdo con la historia y con los expertos, el aguardiente se remonta a la época de la Colonia.

“Colombia es de raíces agropecuarias. Gran parte de la población viene del campo y de las actividades agrarias. Sabemos que el aguardiente es nuestra bebida nacional y el consumo está ligado a las zonas rurales del país”, dijo Borrero.

Por su parte, Roberto Botero, representante de Dignidad Arrocera del Tolima, opinó que el aguardiente es una bebida que está presente en todas las regiones de Colombia, y en cada una “hay una marca distintiva que se vuelve como un tipo de orgullo para el departamento”.

Pero esta no es la única razón que sustenta la hipótesis de tradición. Vale la pena recordar que en muchas fincas los campesinos fabricaban su propio aguardiente para consumir. El proceso no era sencillo, pero los de más experiencia ya tenían la medida para que resultara una bebida garantizada.

En la elaboración se tenía en cuenta la levadura, azúcar, agua y miel virgen, entre otros productos, con una dosis de cada fabricante artesanal. Posteriormente, se dejaba fermentar por un largo período enterrando los recipientes en la tierra.

“Eran prácticas ancestrales y comunes que se hacían en varias fincas”, relató Ildelfonso Velásquez, agricultor de Supatá, Cundinamarca.

El tercer argumento es la medicina. La experiencia de los campesinos dicta que una botella de aguardiente con unas cabezas de ajo, son la fórmula perfecta para purgarse o ‘quitar los bichos del estomago’. También sirve como repelente para los moscos y para mejorar la gripe.

Jorge Enrique Machuca López, gerente de la Empresa de Licores de Cundinamarca (ELC), dijo que “en el campo el aguardiente tenía algunas prácticas tradicionales, pero estas han ido disminuyendo por un mayor conocimiento de medicamentos probados científicamente que pueden ayudar más que las bebidas alcohólicas”.

En cuarto lugar está el frío. Según la opinión de los expertos, empresarios y los mismos campesinos, el aguardiente ayuda a calmar la sensación de bajas temperaturas.

En este punto, el representante de Dignidad Arrocera del Tolima, agregó que en las zonas calientes como en el Tolima, cuando hay una temperatura muy alta, se consume en su mayoría cerveza y no aguardiente, porque es refrescante. Sin embargo, “en la tarde o noche ya las botellas de aguardiente empiezan a destaparse”.

La última razón es porque fortalece los lazos de amistad y nexos familiares. “Lo más común es tomar bebidas de licor, como aguardiente, en reuniones familiares o de amigos, porque hace más amena la charla”, puntualizó Quijano.

 Iván Correa Calderón, gerente de la Fábrica de Licores de Antioquia (FLA), dijo que “el aguardiente es una de las bebidas insignia de Colombia, con la que millones de personas disfrutan fiestas familiares, reuniones de amigos, también es importante el consumo en cabalgatas, en ferias y fiestas”.

Y es que justamente Colombia se acerca al período de ferias y fiestas de mitad de año con el que se espera que el aguardiente continúe siendo protagonista en las celebraciones, algunas de ellas como las del Tolima grande con las de San Juan y San Pedro, o en unos meses la Feria de las Flores. 

En general, el país tiene un consumo importante de alcohol, lo que ha permitido ampliar el mercado de marcas y compañías que ofrecen licores. 

De acuerdo con las cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Colombia tiene un consumo per cápita de 6,2 litros por año, en todos los licores, ocupando el décimo segundo puesto. 

Adicionalmente, se estima que el consumo per cápita de aguardiente puede estar por el orden de dos litros anualmente.

En regiones como Antioquia, por ejemplo, se inclinan más por el aguardiente. Mientras que en la Costa, debido al calor, prefieren la cerveza bien fría. 

Las opiniones

Carlos Quijano
Productor de papa en Riofrío
“El aguardiente es común en zonas frías. En algunas ocasiones uno se toma una copa por la mañana, pero por lo general es con los amigos y familiares”.

Jorge Enrique Machuca López
Presidente de ELC
“En el campo la tradición es consumir aguardiente, pues esta bebida ha estado desde siempre en las zonas rurales de los colombianos”.

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