Descubra cómo funciona el negocio del alquiler de las pesebreras de caballos

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El alquiler de pesebreras ya es más que una solución temporal para aquellas personas que buscan donde tener sus equinos. Las empresas que brindan este servicio, se han preocupado por ampliar su oferta, complementándola con adiestramiento, cuidados veterinarios, alimentación controlada y entrenamiento en el caso de los caballos de deporte, entre otros beneficios. Esto, por supuesto, va de la mano con variables como la raza del caballo, la zona en la que esté y el propósito para el cual se destine.

Pesebreras Pinto es una finca agroturística ubicada en Cumaral, Meta, que alquila sus espacios mayoritariamente para caballos dedicados a la vaquería. Su administrador, Ricardo Andrés Pinto, detalla cómo es el servicio.

“A nosotros nos buscan porque tenemos unas pesebreras muy completas. Como estamos en el Llano, se trabaja mucho el tema del coleo y la vaquería, por lo cual las instalaciones cuentan con manga de coleo, ganado y picadero, para brindarles a los dueños la facilidad de tener todo en un solo lugar”.

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Por lo general, los animales permanecen en las pesebreras por un tiempo definido, como lo explica el administrado, “nosotros tenemos alrededor de 40 pesebreras, pero sólo hay 10 caballos que están por una temporada indefinida. El resto, por lo general, llegan de potros y pasan acá un tiempo, pero luego los dueños se los llevan para sus fincas.

El promedio de permanencia es de seis a ocho meses, dependiendo de lo que dure el amansador con los caballos”. Aunque en un principio llegaba al lugar una gran cantidad de caballos criollos, hoy en día, la mayoría de los usuarios de estas pesebreras son de razas como cuarto de milla y pinto americano, por las actividades a las que son destinados.

“Nuestro nicho está enfocado al caballo de trabajo del Llano. Yo me especialicé en el pinto americano, pero entre su sangre viene mezclada la cuarto de milla. Por eso, hoy tenemos caballos pintos que son vaqueros”, comentó.

Además de esto, Pesebreras Pinto se convirtió en un sitio para hacer agroturismo, en el cual las personas se pueden hospedar y, de paso, aprender un poco más de los caballos y de las actividades a las cuales se dedican a presentar esta experiencia.

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“En una finca de 6 hectáreas, que es lo que tenemos, mostramos un poquito lo que es el Llano. Se les muestra a las personas como se debe apartar el ganad y cómo se tienen que manejar los caballos. Hacemos un recorrido dentro de las instalaciones.

También les explicamos qué es el caballo cuarto de milla, cuáles son sus colores, sus enfermedades, de dónde proviene y porque desplazó de la región al caballo criollo colombiano. Hablamos de todo lo que tiene que ver con nuestros equinos, en un tour que dura alrededor de 40 minutos”.

Dentro de la variedad de servicios que ofrecen estas empresas, también se cuenta con la posibilidad de alquilar, no una pesebrera, sino un potrero, donde el caballo permanece al descubierto y tiene distintas condiciones para estar.